Patrones geom&eacute;tricos para todos los cuerpos, pigmentos org&aacute;nicos, materia prima natural, comercio justo, agricultura familiar: Ko Huella, se&ntilde;as particulares.

Cu&aacute;ntas manos hay detr&aacute;s de Ko Huella. Liza Knezovich y Anabella Oviedo son las creadoras de esta marca chaque&ntilde;a de prendas de algod&oacute;n. Su historia trenza pr&aacute;cticas, saberes y di&aacute;logos que hacen parentela entre dise&ntilde;o, suelo, semillas, cooperativismo, experimentaci&oacute;n.&nbsp;
La materia prima de Ko Huella viene del trabajo de dos cooperativas locales. Usan algod&oacute;n natural que crece libre de agrot&oacute;xicos y es provisto por la Red Textil Cooperativa Inimb&oacute;. Tambi&eacute;n emplean algod&oacute;n agroecol&oacute;gico producido con semillas guazuncho. Este &uacute;ltimo, impulsado por la Fundaci&oacute;n Ram&oacute;n Carrillo, es parte de un programa transformador que otorg&oacute; un cuarto de hect&aacute;rea a familias campesinas de Pampa del Indio, Las Palmas y J. J. Castelli para que realicen pr&aacute;cticas agrosustentables. La forma de trabajo, manual y en peque&ntilde;a escala, genera variables que modifican el capullo del algod&oacute;n. Es que las lluvias, las sequ&iacute;as y las plagas exponen a esta materia prima a diversas tensiones que luego, a la hora de materializar las prendas, se abrazan como tesoros y humanizan la escala productiva.
Por eso un ovillo de hilo de algod&oacute;n agroecol&oacute;gico tiene caracter&iacute;sticas particulares, detalles que la industria masiva no puede manejar. Eso que podr&iacute;a ser visto como falla, para manos artesanales se transforma en un rasgo distintivo de belleza. Desaf&iacute;a a animarse a trabajar sorteando imprevistos e incorporando al proceso y al proyecto la idea de incertidumbre, una variable que puede modificarlo todo.&nbsp;
Para Liza y Anabella, el textil es el protagonista del proceso de dise&ntilde;o. Con esa premisa como regla, el uso racional de la materia prima se vuelve una prioridad. Para materializar esa idea visualizan tipolog&iacute;as de prendas que no requieren curvas de talles. As&iacute; generan siluetas confortables, vers&aacute;tiles, atemporales y sin g&eacute;nero que permiten ser portadas por diferentes cuerpos. El desarrollo de estos patrones geom&eacute;tricos logra minimizar los recortes, que son acopiados y luego reutilizados para generar texturas en nuevos dise&ntilde;os.&nbsp;

&ldquo;Un ovillo de hilo de algod&oacute;n agroecol&oacute;gico tiene detalles que la industria ver&iacute;a como falla. Para nosotras es belleza&rdquo;.

Las prendas se confeccionan de forma integral en algod&oacute;n, costuras incluidas. Y una vez finalizadas, se realiza el te&ntilde;ido manual. Esto permite controlar el uso de los recursos y generar colores uniformes.&nbsp;Tambi&eacute;n se realiza en la provincia de Chaco y en alianza con Julieta Tabbia, de Arhat, su marca de dise&ntilde;o textil sostenible. Usan tintes naturales, pigmentos org&aacute;nicos que se extraen de plantas, insectos y minerales. Por ejemplo, con la madera de quebracho logran el color gris; con la piel de cebolla, el verde; con la mezcla de cochinilla y el carozo de una palta, el tono malva. La intenci&oacute;n proyectual es moverse de la paleta m&aacute;s convencional.
La primera colecci&oacute;n de Ko Huella est&aacute; formada por 31 piezas. &ldquo;Algunas son realizadas en telas de punto, logrando prendas l&aacute;nguidas y et&eacute;reas con una ca&iacute;da suave que genera movimiento &ndash;detalla Anabella Oviedo&ndash;. Otras consiguen su estructura mediante el uso de telas planas y costuras sobre varias capas de telas plegadas. En algunas se suman cuellos de hilo de algod&oacute;n agroecol&oacute;gico tejidos en crochet por Mary (Mar&iacute;a Antonia Ca&ntilde;ete), de la comunidad de La Leonesa, que se vincula con Ko Huella a trav&eacute;s de la Fundaci&oacute;n Carrillo&rdquo;.
Hoy las l&oacute;gicas de consumo identifican un perfil de usuario que es consciente de que su poder de compra tiene un impacto en el medio ambiente. Por eso eligen productos que garantizan est&aacute;ndares de sostenibilidad y son transparentes a la hora de comunicar la cadena de valor involucrada.
&ldquo;Las prendas de Ko Huella tienen un 100 % de trazabilidad&rdquo;, indica Oviedo. &ldquo;Cada una de las etapas y de las personas involucradas est&aacute;n identificadas, y el v&iacute;nculo que los une es el comercio justo&rdquo;. Este valor est&aacute; impreso en las cuatro etiquetas que acompa&ntilde;an cada prenda. La primera indica la trazabilidad de la materia prima; la segunda, las personas involucradas en el proceso productivo que transforma el capullo de algod&oacute;n en un textil; la tercera, el equipo y los procesos de te&ntilde;ido; la cuarta, medidas de la prenda y los cuidados que requiere.&nbsp;
&iexcl;&Uacute;ltimo elogio! Las prendas est&aacute;n hechas 100% en algod&oacute;n natural o agroecol&oacute;gico, son m&aacute;s frescas porque su composici&oacute;n no tiene acr&iacute;licos y el te&ntilde;ido se realiza sin derivados del petr&oacute;leo.&nbsp;
En la vor&aacute;gine que propone la vida, vale repensar c&oacute;mo nos vinculamos con los objetos que nos rodean, qu&eacute; impacto tienen para el ambiente y en nuestros cuerpos.

Entre algodones

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