Un recorrido por las calles, caf&eacute;s y jardines que inspiraron a los grandes maestros.

A finales del siglo XIX, Par&iacute;s se convirti&oacute; en el epicentro de una revoluci&oacute;n art&iacute;stica sin precedentes que desafi&oacute; las reglas acad&eacute;micas del momento y captur&oacute; la fugacidad de la luz y el movimiento para dar lugar a una nueva corriente art&iacute;stica. Se trat&oacute; del impresionismo, un movimiento que buscaba capturar la luz, el color y el instante de una escena, a trav&eacute;s de la pintura del paisaje al aire libre (plein air) para representar la atm&oacute;sfera y los cambios de la naturaleza.&nbsp;
El 15 de abril de 1874, se realiz&oacute; la primera exhibici&oacute;n de arte en el estudio del fot&oacute;grafo y periodista F&eacute;lix Nadar, donde 31 artistas, entre los cuales figuraban: Claude Monet, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir y Camille Pissarro, Berthe Morisot y Paul C&eacute;zanne, presentaron sus obras y desafiaron las normas del arte acad&eacute;mico tradicional. Fue en esa muestra donde la obra "Impresi&oacute;n, sol naciente" de Monet, realizada dos a&ntilde;os antes en 1872, dio nombre al movimiento. En principio, el t&eacute;rmino fue utilizado de forma despectiva pero luego, se adopt&oacute; como s&iacute;mbolo reivindicatorio de este estilo de arte.&nbsp;
La capital francesa era, en ese momento, un epicentro cultural y art&iacute;stico, y los impresionistas encontraron en sus calles, caf&eacute;s, jardines y paisajes urbanos una fuente inagotable de inspiraci&oacute;n. Hoy, caminar por sus calles implica reencontrarse con las escenas que inmortalizaron artistas como Monet, Renoir y Degas. Desde el Sena hasta Montmartre, realizar un recorrido impresionista por Par&iacute;s invita a redescubrir la ciudad a trav&eacute;s de los ojos de sus grandes maestros.&nbsp;
&ldquo;Impresi&oacute;n, sol naciente&rdquo;, de Claude Monet
La primera parada del recorrido es el Mus&eacute;e Marmottan Monet, un museo poco conocido pero que alberga la mayor colecci&oacute;n de obras de Claude Monet en el mundo, incluyendo la emblem&aacute;tica pintura que dio origen al movimiento impresionista: "Impresi&oacute;n, sol naciente". Ubicado en el n&uacute;mero 2 de la calle Louis Boilly, en una elegante mansi&oacute;n del distrito 16, el museo ofrece una experiencia &iacute;ntima y profunda del impresionismo, con obras de Monet, Berthe Morisot, Edgar Degas, &Eacute;douard Manet, Pierre-Auguste Renoir, entre otros.
Este &oacute;leo sobre tela, de 46 x 68 cm, recrea la escena que Monet contemplaba desde una ventana en el puerto de Le Havre, su ciudad natal, al amanecer. Con pinceladas sueltas y colores vibrantes, el cuadro capta la luz difusa, los reflejos en el agua y las siluetas de barcos y gr&uacute;as que se desdibujan en el horizonte. A partir de esta obra y del sugestivo t&iacute;tulo que Monet le dio, naci&oacute; el impresionismo tal como lo conocemos hoy.

“Impresión, sol naciente”, de Claude Monet

&ldquo;La orquesta de la &Oacute;pera&rdquo;, de Edgar Degas
Si se quiere conocer el escenario que inspir&oacute; a Edgar Degas, hay que visitar la &Oacute;pera de Par&iacute;s, en el majestuoso Palacio Garnier. Desde la d&eacute;cada de 1860 hasta sus obras finales, posteriores a 1900, Degas convirti&oacute; este espacio en el centro de su universo art&iacute;stico. Fascinado por la atm&oacute;sfera de la &oacute;pera, explor&oacute; cada uno de sus rincones: los salones, los escenarios y los camarines, donde comenz&oacute; a observar con detenimiento a las bailarinas, cantantes, m&uacute;sicos de orquesta y espectadores.
Desde los balcones, captur&oacute; con precisi&oacute;n los ensayos de las bailarinas, los movimientos fugaces del baile, los trajes, los m&uacute;sicos en plena ejecuci&oacute;n, la arquitectura monumental del palacio y la luz tenue de los camarines, que se convirti&oacute; en una marca distintiva de su obra. Por eso, recorrer hoy la &Oacute;pera Garnier es hacer un viaje en el tiempo, a un lugar donde a&uacute;n resuenan las huellas del impresionismo y la mirada sensible de Degas.
Si se quiere seguir profundizando en el universo simb&oacute;lico de este artista, el recorrido puede continuar en el Mus&eacute;e d&acute;Orsay, donde se encuentra esta obra y muchas otras que componen la serie de trabajos realizados sobre la &oacute;pera Garnier.

“La orquesta de la Ópera”, de Edgar Degas

&ldquo;Boulevard Montmartre de noche&rdquo;, Camille Pisarro
Camille Pissarro, una de las figuras clave del impresionismo, encontr&oacute; en Par&iacute;s una fuente inagotable de inspiraci&oacute;n. Aunque su obra suele asociarse a escenas rurales y paisajes campestres, a finales de la d&eacute;cada de 1880, una enfermedad en la vista le impidi&oacute; seguir pintando al aire libre. Esta limitaci&oacute;n lo llev&oacute; a mudarse a la ciudad, donde alquil&oacute; una habitaci&oacute;n en el Grand H&ocirc;tel de Russie, desde donde obtuvo una vista privilegiada del Boulevard Montmartre.
Desde esa ventana, Pissarro cre&oacute; una serie de 14 pinturas que capturaron el paisaje urbano en diferentes momentos del d&iacute;a, desde el amanecer hasta la noche, y bajo distintas condiciones clim&aacute;ticas. Su capacidad para retratar una misma escena de formas tan diversas y mantener intacta la belleza y la atm&oacute;sfera del Boulevard, hacen que este paisaje se convierta en un must del recorrido parisino de cualquier &eacute;poca. Porque hay que caminar por Montmartre, &ldquo;No importa cuando leas esto&rdquo;.

“Boulevard Montmartre de noche”, Camille Pisarro

"Calle de Par&iacute;s, d&iacute;a lluvioso" de Gustave Caillebotte
Gustave Caillebotte no fue solo un pintor. Tambi&eacute;n, se destac&oacute; como coleccionista, mecenas y curador de exposiciones. Heredero de una fortuna familiar, pudo dedicarse plenamente al arte en todos estos &aacute;mbitos y ayud&oacute; a consagrar al movimiento impresionista que empez&oacute; siendo rechazado por el arte oficial y obligado a exponer en salones independientes. Caillebotte financi&oacute; muchas de estas exposiciones, permitiendo al mundo conocer a artistas de la talla de Renoir o Monet.&nbsp;
En esta escena, el artista represent&oacute; una t&iacute;pica imagen parisina: los alrededores de la Plaza de Dubl&iacute;n, en un d&iacute;a de lluvia, con cientos de personas que se desplazan a gusto sin intimidarse por el mal clima. Adem&aacute;s, en la escena estaba presente la arquitectura t&iacute;pica, las calles adoquinadas y la presencia en primer plano de una pareja que se desplaza a la manera de un &ldquo;flaneur&rdquo; que recorre las calles sin rumbo aparente. Una postal parisina del 1800 que sigue vigente hoy en d&iacute;a y que invita a dejarse llevar por las callecitas en un paseo sin tiempo.

"Calle de París, día lluvioso" de Gustave Caillebotte

&ldquo;El Baile en el Moulin de la Galette&rdquo;, Auguste Renoir
Otro de los sitios en Par&iacute;s donde la mirada impresionista cobra vida es el Moulin de la Galette, en el pintoresco barrio de Montmartre. Este ic&oacute;nico molino fue el escenario que Pierre-Auguste Renoir eligi&oacute; para crear una de sus obras m&aacute;s famosas: "Baile en el Moulin de la Galette" (1876). En esta pintura, Renoir capta con la luz, el movimiento y la atm&oacute;sfera festiva de las reuniones al aire libre que se celebraban all&iacute; en las c&aacute;lidas tardes parisinas.
A diferencia de muchos de sus colegas impresionistas, fascinados por el paisaje urbano y natural, Renoir puso a la figura humana en el centro. En esta obra, una multitud se re&uacute;ne entre risas, m&uacute;sica y danza a disfrutar de la vida urbana. Hoy, aunque el Moulin de la Galette sigue en pie como un restaurante, se puede visitar la escena que dio lugar a la obra y recorrer el barrio de Montmartre que conserva ese aire bohemio que inspir&oacute; a Renoir y a tantos otros artistas. Se trata de un punto de encuentro para redescubrir la capital francesa a la luz del arte, tomando un caf&eacute; o caminando por sus calles.&nbsp;

“El Baile en el Moulin de la Galette”, Auguste Renoir

"Vista de Par&iacute;s en los alrededores del Trocadero&rdquo;, de Berthe Morisot
Berthe Morisot fue una de las pocas mujeres que integraron el movimiento impresionista desde sus inicios. Su v&iacute;nculo con el arte comenz&oacute; en el Museo del Louvre, donde trabajaba como copista, reproduciendo obras maestras mientras perfeccionaba su t&eacute;cnica. Fue all&iacute; donde conoci&oacute; a &Eacute;douard Manet, quien se acerc&oacute; y le pidi&oacute; que posara como modelo para &eacute;l. Con el tiempo, Morisot se convirti&oacute; en su musa y amiga. A&ntilde;os m&aacute;s tarde, Berthe se cas&oacute; con Eug&egrave;ne Manet, hermano del pintor, con quien tuvo una hija, Julie Manet.
Esta obra, de 1872, es un ejemplo perfecto de su capacidad para capturar la atm&oacute;sfera cambiante y la luz et&eacute;rea de la ciudad parisina. Desde lo alto del Trocadero, Morisot ofrece una vista amplia y serena de Par&iacute;s, donde el paisaje urbano se funde con la naturaleza. Con pinceladas ligeras y colores suaves, retrata los jardines y la ciudad a lo lejos, envueltos en una luz difusa que define el estilo impresionista. El Trocadero, ubicado frente a la Torre Eiffel, sigue siendo hoy uno de los mejores miradores de Par&iacute;s. Desde all&iacute;, se puede revivir la mirada de Morisot y contemplar la ciudad con la misma fascinaci&oacute;n que la inspir&oacute; a crear la obra.

"Vista de París en los alrededores del Trocadero”, de Berthe Morisot

&ldquo;M&uacute;sica en los jardines de las Tuller&iacute;as&rdquo;, de &Eacute;douard Manet
En esta obra de Manet, realizada en 1862, se puede observar una de las primeras incursiones en el impresionismo. A trav&eacute;s de un ambiente natural, de pinceladas sueltas y una paleta luminosa, se evoca un punto de encuentro de la clase burguesa del momento. La multitud, entre la que se reconocen amigos del artista y figuras culturales de la &eacute;poca (incluso &eacute;l mismo est&aacute; representado en el cuadro), parece fundirse con el paisaje, creando una atm&oacute;sfera animada, donde se percibe la m&uacute;sica y el bullicio del lugar.
Ubicado entre el Museo del Louvre y la Plaza de la Concordia, el Jard&iacute;n de las Tuller&iacute;as fue un lugar frecuentado por artistas de todas las disciplinas, a trav&eacute;s del tiempo. Sus senderos arbolados, estanques y juegos de luz natural ofrec&iacute;an escenarios ideales para capturar la esencia del impresionismo. Hoy, un paseo por estos jardines es infaltable si se quiere experimentar las mismas vistas que inspiraron a los grandes maestros de la luz.&nbsp;
Para profundizar en el recorrido impresionista, all&iacute; tambi&eacute;n se encuentra ubicado el Museo de l' Orangerie,&nbsp; un espacio esencial para completar el recorrido a trav&eacute;s del arte moderno. En este museo se encuentran las monumentales obras "Nen&uacute;fares" de Claude Monet, junto con piezas de Renoir, Matisse y C&eacute;zanne, entre otros.

“Música en los jardines de las Tullerías”, de Édouard Manet

&ldquo;Point Du Jour&rdquo;, de Alfred Sisley&nbsp;
Los impresionistas encontraron en el agua un juego de luces que los fascinaba. Por eso, no se puede pensar en un recorrido por Par&iacute;s sin un paseo por los muelles del Sena. All&iacute;, es f&aacute;cil imaginarse las pinceladas de Alfred Sisley, uno de los grandes referentes del movimiento, considerado junto a Claude Monet como "el impresionista m&aacute;s puro". A diferencia de otros artistas que retrataban la vida urbana, Sisley encontr&oacute; en el Sena y sus alrededores una belleza serena y contemplativa, donde plasm&oacute; la esencia cambiante del paisaje.
Un ejemplo perfecto de esta visi&oacute;n es la obra "Point du Jour", realizada en 1878 y exhibida en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, donde se encuentra desde 1911. Esta pintura refleja a la perfecci&oacute;n el inter&eacute;s de Sisley por la luz y la atm&oacute;sfera a la orilla del r&iacute;o, con ese tono &iacute;ntimo y po&eacute;tico que define su estilo. A&uacute;n hoy, las obras reviven al realizar una caminata por los muelles o un paseo en barco por el Sena, en plena capital francesa.&nbsp;

París impresionista

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