La escritora Irene Chikiar-Bauer narra la vida de mujeres excepcionales. Su nuevo libro es sobre Edith Stein, la intelectual jud&iacute;a martirizada por el nazismo que termin&oacute; convertida en una santa cat&oacute;lica.

Algo, aunque no demasiado evidente a golpe de vista, enlaza a cuatro mujeres de distintas &eacute;pocas y procedencias con un hilo invisible pero poderoso. Un aire de familia, una cierta incomodidad compartida. Aquello de no encajar del todo con lo que se esperaba que fuera una mujer en cada tiempo.&nbsp; Y todas escapando del redil dom&eacute;stico y atrevi&eacute;ndose a levantar mundos a su medida.&nbsp; Irene Chikiar Bauer lleva escritos cuatro relatos biogr&aacute;ficos: Eduarda Mansilla, Victoria Ocampo, Virginia Woolf y Edith Stein. Cada una de estas mujeres quebr&oacute; m&aacute;s de un estereotipo y enfrent&oacute; al mismo tiempo la persecuci&oacute;n, el ninguneo, las cr&iacute;ticas o &ndash;como en el caso de Edith Stein, la fil&oacute;sofa de ascendencia jud&iacute;a que termin&oacute; convirti&eacute;ndose en monja de clausura&ndash; el martirio primero y la canonizaci&oacute;n despu&eacute;s. Vidas del todo distintas, si se quiere. Sin embargo, a la hora de escribir sus historias, Chikiar Bauer &ndash;magister en Literatura comparada, docente universitaria y gestora cultural&ndash; parece haber partido de su propia fascinaci&oacute;n por esas figuras fuera de toda escala. Algo en todas esas mujeres tan diversas y parecidas a la vez llama su atenci&oacute;n y la atrapa para siempre. Y bastante m&aacute;s que eso, a juzgar por la cantidad de tiempo y esfuerzo invertido en cada relato: tres, cuatro, siete a&ntilde;os. En el medio, junto con lecturas y entrevistas, hay horas y horas de estudio de archivos y papeles. Hay viajes, relecturas, conversaciones con especialistas y revisi&oacute;n de la correspondencia de cada biografiada. As&iacute; crece a su alrededor una selva de vol&uacute;menes y documentos, centenares de libros que ella muestra, encantada, trepando por las paredes de su casa campera, en San Antonio de Areco. Ese es uno de sus refugios a la hora de escribir y reflexionar sobre las mujeres a las que, confiesa, admira desde siempre. &iquest;Buscando qu&eacute;? Tal vez algo parecido al sentido, que es mucho m&aacute;s que una explicaci&oacute;n. Chikiar Bauer quiere entender no solo a las personas que la obsesionan (escritoras, ensayistas, fil&oacute;sofas, m&iacute;sticas) sino tambi&eacute;n al mundo que las pari&oacute;, a la trama de ideas y miradas que habilitaron a esas intelectuales, aun desde la confrontaci&oacute;n. Mejor dicho: sobre todo desde la confrontaci&oacute;n o esa forma tan cruel de oposici&oacute;n que es la indiferencia. Todas sus hero&iacute;nas (desde Eduarda Mansilla en el siglo XIX hasta Virginia Woolf, Victoria Ocampo y Edith Stein en el siglo XX) atravesaron la misma encrucijada, que la escritora a trav&eacute;s de sus libros &ndash;Eduarda Mansilla: Entre ellos, una escritora argentina en el siglo XIX (Biblios); Virginia Woolf y Victoria Ocampo. Biograf&iacute;a de un encuentro (El Ateneo) o Edith Stein: filosofa, jud&iacute;a, santa (Taurus)&ndash; quiere contar de un modo tan amable como sea posible. &ldquo;Quiero transmitir a los lectores lo que me tom&oacute; tantos a&ntilde;os saber, pero que les sea m&aacute;s f&aacute;cil. Porque si tengo doscientos libros y metros y metros de mi biblioteca dedicados a Virginia Woolf, quiero que en cada libro m&iacute;o est&eacute; todo eso. Que vos te vayas sumergiendo en esa vida como si se tratara de una novela&rdquo;, explica.

&ldquo;Quiero que los lectores se vayan sumergiendo en la vida de esas mujeres como si se tratara de una novela&rdquo;.

L&acute;OFFICIEL: &iquest;Por qu&eacute; el inter&eacute;s por estas mujeres?
IRENE CHIKIAR BAUER: Mir&aacute;, para m&iacute; Virginia Woolf fue una gran escritora, una que revolucion&oacute; la literatura moderna. Pens&eacute;: &ldquo;Quiero aprender de ella&rdquo;. El nivel de b&uacute;squeda de sentido de Edith Stein tambi&eacute;n es impresionante; el de entrega en sus b&uacute;squedas, tanto acad&eacute;micas como filos&oacute;ficas&hellip; Entonces, me pongo a dedicarles tanto tiempo porque siento que son grandes maestras y que tengo much&iacute;simo para aprender. Eso no hace que escriba como Virginia Woolf y menos me va a hacer santa como Edith Stein, pero para m&iacute; es muy importante admirar y a todas ellas las admiro. Cuando admiro, me entrego mucho y quiero saber.&nbsp;
L&acute;O: &iquest;Y por qu&eacute; un g&eacute;nero como la biograf&iacute;a, tan poco explorado en nuestro pa&iacute;s?
ICHB: Leo muchas biograf&iacute;as. Y si bien est&aacute;n Tom&aacute;s Eloy Mart&iacute;nez o Alicia Dujovne Ortiz, la biograf&iacute;a no es un g&eacute;nero tan abordado por nosotros, aunque s&iacute; en el &aacute;mbito anglosaj&oacute;n. Estas biograf&iacute;as con un gran apoyo acad&eacute;mico pero &aacute;giles de leer no se han visto tanto. Detr&aacute;s de cada una de ellas hay muchos a&ntilde;os de trabajo, gran labor cr&iacute;tica y muchas voces. Aporto todas las voces pero no doy una versi&oacute;n un&iacute;voca de nada. Lo que s&iacute; hago son muchas preguntas. Por ejemplo, &iquest;qu&eacute; hace que una filosofa del siglo XX como Stein se conmueva leyendo a una m&iacute;stica espa&ntilde;ola del siglo XVI como Teresa de Avila y se pase al catolicismo?
Parte de su respuesta a esa pregunta es su &uacute;ltimo trabajo, un libro de 767 p&aacute;ginas a trav&eacute;s del cual una figura tan monol&iacute;tica &ndash;y literalmente canonizada como Edith Stein, convertida en santa de la Iglesia Cat&oacute;lica en 1998&ndash; regresa a la escala humana. Vuelve a tener hermanos (eran once en total), una ciudad natal, dudas vocacionales, logros tan rutilantes como haber sido la primera mujer doctorada en Filosof&iacute;a (&ldquo;summa cum laude&rdquo;, agrega la autora) y planes de emigraci&oacute;n que quedaron truncos cuando, el 2 de agosto de 1944, oficiales de las SS se presentaron en el convento donde estaban ella y su hermana Rosa, y las trasladaron a la barraca 36 del campo de concentraci&oacute;n de Westerbork. El panorama no podr&iacute;a haber sido m&aacute;s desolador pero Edith le escribe a la priora con algo parecido a la calma. &ldquo;Estamos completamente tranquilas y contentas&rdquo;, anota. Para ella, la experiencia del campo de concentraci&oacute;n es una nueva prueba de fe.

&ldquo;Escribo sobre mujeres a las que admiro. Y cuando admiro, me entrego mucho y quiero saber&rdquo;.&nbsp;

Escribir, pintar, divulgar
Para Chikiar Bauer, la tarea de investigaci&oacute;n y escritura es apenas una parte &ndash;importante, pero parte al fin&ndash; de una labor de difusi&oacute;n mucho m&aacute;s vasta con la que se compromete en m&aacute;s de un sentido. &ldquo;Soy periodista cultural y gestora cultural, y por eso mismo, alrededor de cada figura se me ocurren mil cosas para que lleguen al gran p&uacute;blico. Por ejemplo, cuando conozco la historia de Virginia Woolf y de Victoria Ocampo, adem&aacute;s del libro hago una obra de teatro para que todo quede divulgado de otra manera. Porque pensaba: &acute;hice una tesis sobre esto y todav&iacute;a siguen diciendo cualquier cosa&acute;. Por ejemplo, se dec&iacute;a que la situaci&oacute;n entre ellas era totalmente asim&eacute;trica, que Virginia Woolf no era amiga de Victoria y que en el fondo la despreciaba. Entonces escrib&iacute; una obra y la estrenamos en el Teatro Payr&oacute;. Trabajo mucho y escribo mucho, pero cuando comunico quiero que a las personas les llegue de una manera amable&rdquo;, insiste. Y en su fervor por comunicar no solo son bienvenidos los textos sino tambi&eacute;n otras expresiones art&iacute;sticas: la moda, el dise&ntilde;o o el collage, que es una de las herramientas a las que recurri&oacute; para abordar la relaci&oacute;n entre las dos escritoras en su libro sobre Woolf y Ocampo. En uno se ve a Virginia con una camiseta donde se lee &ldquo;influencer&rdquo;; en otro, Victoria aparece tocada con un manojo de serpientes (al estilo de la Gorgona de Caravaggio) y en el centro de un espiral de intelectuales (Borges y Ortega, entre ellos). Sus collages son asociaciones libres y vistosas, cad&aacute;veres exquisitos en los que se mezclan las figuras de la literatura con Freud, Cupido y alguna que otra mariposa. Ahora mismo, dice, despu&eacute;s de haberle dedicado tantos a&ntilde;os a Stein tiene &ldquo;preparadas un mont&oacute;n de telas para pintar, porque necesito descansar de tanto esfuerzo. Siempre termino agotada y pintar es mi modo de despejarme&rdquo;. De todos modos, la tentaci&oacute;n de contar a trav&eacute;s de las palabras sigue ah&iacute;, y alcanza con una pregunta sobre alguna de sus hero&iacute;nas para que la conversaci&oacute;n siga su curso.&nbsp;
L&acute;O: &iquest;Por qu&eacute; suele separar a Eduarda Mansilla, escritora del siglo XIXI, de todas las dem&aacute;s? &iquest;Por qu&eacute; las biograf&iacute;as de Virginia, Victoria y Edith parecer&iacute;an ir por un lado y la de Eduarda Mansilla por otro?
ICHB: En primer lugar, porque de Eduarda no tengo textos autobiogr&aacute;ficos. A menos que alguien tenga algo y no lo quiera dar a conocer, cosa que tambi&eacute;n puede pasar, muy poco se ha conservado de ella en ese sentido. Solo la conozco por su obra publicada. Cuando vos hac&eacute;s una biograf&iacute;a ten&eacute;s que tener mucho material y en el caso de Eduarda no lo tenemos. Entonces solo lo trabaj&eacute; sobre su obra y con eso me alcanz&oacute; para ver un mont&oacute;n de cosas. Por ejemplo, que en la obra de Eduarda las mujeres tienen nombre propio (no como en el Mart&iacute;n Fierro) y adem&aacute;s son hero&iacute;nas.&nbsp;
L&acute;O: &iquest;Qu&eacute; la hace tan especial?
ICHB: Fue una mujer muy impresionante. que quiso hacerse un lugar en el campo literario argentino. Como dijo Sarmiento, que era muy feminista, &ldquo;Eduarda ha pugnado diez a&ntilde;os por abrirse las puertas cerradas para entrar como cualquier cronista o reportero en el cielo reservado a los escogidos machos&rdquo;. Es la primera mujer que publica un volumen de cuentos infantiles, hace periodismo, trata de pensar la modernidad en Buenos Aires&hellip; Es un antecedente total de Victoria Ocampo.&nbsp;
L&acute;O: Cambiando de tema, &iquest;qu&eacute; lectura hace del llamado &ldquo;boom&rdquo; de autoras argentinas?&nbsp;
ICHB: Me parece genial, sobre todo porque hay una manera en la que se establecen los c&aacute;nones (aqu&iacute; en Argentina pero tambi&eacute;n en el resto del mundo) que siempre deja a la literatura escrita por mujeres como algo aparte. La llaman &ldquo;literatura femenina&rdquo;, como algo distinto a la literatura. Pero todo eso hoy est&aacute; siendo interpelado. Hay adem&aacute;s un boom de lectura, hay demanda de parte de los lectores y eso no es un experimento de marketing, es algo bien real. Y creo que todo esto tiene que ver tambi&eacute;n con muchas mujeres entrando en alg&uacute;n momento al &aacute;mbito acad&eacute;mico y cambiando la historia. Cuando las mujeres entran a esos espacios, se necesita un canon diferente.

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