Jean Pierre: seis generaciones, dos continentes, un relato de artesan&iacute;a y reinvenci&oacute;n.

En los a&ntilde;os 30, el nombre Jean Pierre ya era respetado en el mundo de la alta joyer&iacute;a: contaban con cinco prestigiosas boutiques repartidas entre Par&iacute;s, Cannes, Vichy y Niza. Esta &uacute;ltima sirvi&oacute; como escenario para La novela de un tramposo, un cl&aacute;sico del cine franc&eacute;s. Pero el destino ten&iacute;a otros planes. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la familia emprendi&oacute; un viaje que la llevar&iacute;a al otro lado del Atl&aacute;ntico. Lejos de dejar atr&aacute;s su pasi&oacute;n, trajeron consigo a Buenos Aires el savoir-faire y la elegancia francesa, sembrando las semillas de lo que en 1958 se convertir&iacute;a en la joyer&iacute;a Jean Pierre de avenida Alvear. Comenz&oacute; como uno de los apenas tres locales en la zona (los otros dos: zapatos Perugia y un almac&eacute;n de barrio) y pronto se convertir&iacute;a en el epicentro de la alta joyer&iacute;a porte&ntilde;a. Hoy, bajo la direcci&oacute;n de Jean, sexta generaci&oacute;n de esta dinast&iacute;a, la firma contin&uacute;a reinvent&aacute;ndose sin perder su esencia. "Somos una boutique que une tecnolog&iacute;a, creatividad y artesan&iacute;a", explica con orgullo el padre de Jean, Henri Stad, quien se describe a s&iacute; mismo como el "ascensorista" de la empresa, asegur&aacute;ndose de que la informaci&oacute;n fluya entre todos los departamentos.
Lo que distingue a Jean Pierre seg&uacute;n sus due&ntilde;os es la capacidad para crear piezas que son a la vez cl&aacute;sicas y contempor&aacute;neas. "A lo cl&aacute;sico le damos el toque diferencial", afirma Stad y esa filosof&iacute;a se refleja en cada una de las creaciones. Desde pulseras y anillos elastizados, hasta joyas de titanio ultraligeras mezcladas con oro y brillantes. "Hacemos dise&ntilde;os vers&aacute;tiles que se adaptan a distintos momentos", explican, porque entienden que la pieza perfecta es aquella que se integra sin esfuerzo al estilo de vida de quien la lleva.

&ldquo;Cada pieza cuenta una historia de tradici&oacute;n, innovaci&oacute;n y pasi&oacute;n por la belleza&rdquo;

Cada mes lanzan nuevas creaciones, inspiradas en &ldquo;la moda, la arquitectura y el arte. Est&aacute; en el aire lo que la gente est&aacute; buscando", asegura Henri. El proceso comienza con un dise&ntilde;o en plastilina, que luego pasa a cera y que, finalmente, se utiliza para crear el molde de la &ldquo;obra de arte port&aacute;til&rdquo;, como la llaman.&nbsp; Mencionan adem&aacute;s que todo est&aacute; hecho a mano por artesanos y que trabajan codo a codo con sus clientes ya sea transformando una joya heredada en una pieza moderna o creando algo completamente nuevo.
La sostenibilidad tambi&eacute;n juega un papel importante en la empresa. Ofrecen servicios para renovar alhajas antiguas y darles una nueva vida. Adem&aacute;s, est&aacute;n siempre atentos a materiales &uacute;nicos que puedan incorporar en sus dise&ntilde;os, desde un buen coral hasta piezas de madera especiales. Con una clientela que abarca no solo j&oacute;venes que prefieren piezas tradicionales sino tambi&eacute;n turistas en busca de dise&ntilde;os &uacute;nicos, Jean Pierre ha sabido mantenerse relevante en un mercado en constante cambio. &iquest;Su secreto?&nbsp; "Hacer algo bien hecho no es m&aacute;s caro, solo es m&aacute;s trabajo", dicen y agregan: &ldquo;Jean Pierre no es solo una joyer&iacute;a, es un viaje a trav&eacute;s del tiempo y el estilo. Cada pieza cuenta una historia de tradici&oacute;n, innovaci&oacute;n y pasi&oacute;n por la belleza. En un mundo donde la moda se renueva permanentemente, ofrecemos algo m&aacute;s: joyas que son un reflejo de quienes somos, que nos acompa&ntilde;an en las diferentes etapas de nuestra vida y brillan en cada ocasi&oacute;n&rdquo;. Porque, como bien saben en Jean Pierre, la verdadera elegancia nunca pasa de moda.

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