Arte y cultura

Juana Molina: un mundo atemporal

Compone guiada solo por su instinto y logra que cada vez más oyentes la descubran. Artista poderosa.

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Entre los muchos adjetivos que podrían describir la música de Juana Molina, hay uno que resalta por su precisión: atemporal. Es una música “que se sostiene a sí misma”, para utilizar una expresión que la propia artista argentina usó en la charla que mantuvo con L’Officiel en la previa a su actuación en Primavera Sound Buenos Aires, primera edición del festival español en estas tierras. “Por ejemplo, vos escuchás a un músico clásico y lo que tiene de antiguo, digamos, es el sonido. Quizás también la manera de interpretarlo. Pero un preludio de Chopin es una música preciosa, no es que te dice directamente ‘esto es lo que pasaba en 1830’ o la época que sea. Para mí, lo atemporal es todo aquello que podés seguir escuchando sin que te dé la sensación de que ya pasó de moda”.

L´OFFICIEL: Este año sucedió algo curioso con “Running up that Hill”, de Kate Bush: una canción ochentosa redescubierta por toda una nueva generación gracias a una serie.

JUANA MOLINA: A esa canción la recontraconozco, porque la escuché mucho en su momento. Pero claro, debe haber un montón de gente que no la conocía. En todo caso, el problema es que entonces no existían las plataformas ni la manera de escuchar música que hay ahora. Es muy injusta la forma de medir el éxito en la música de hoy, porque desconsidera todo lo que hubo antes. Pongamos de ejemplo el caso de Elvis Presley: si uno se tomara el trabajo de preguntarle a cada radio, en cada día de su época, cuántas veces lo pasaron y cuántos eran sus oyentes en ese momento, ¿cuántas escuchas tendría? Pero vos lo ponés ahora en Spotify y seguramente tiene menos escuchas que, no sé, Shakira o Wos. Entonces es relativo y hasta cierto punto irrelevante. No digo que la gente no escuche todo eso que escucha. Simplemente no puedo hacer nada con eso, mucho menos en el ámbito de la música independiente.

L´O: En una entrevista que diste a Rockdelux comentabas que tu próximo álbum “va a venir cuando yo lo salga a buscar”. ¿Qué significa salir a buscar el disco? 

JM: Significa que si yo no me siento a trabajar, realmente, con dedicación, el disco no va salir. No es que digo “bueno, mañana empiezo a hacer un disco”, o “se me ocurrió esta idea para un disco”. En general, las ideas me vienen cuando estoy ensayando mucho. Si no estoy trabajando, las ideas no se me ocurren.

L´O: ¿Cuánto hay de técnica y cuánto de intuición en tu forma de componer?

JM: Te diría que es un 90 por ciento de intuición. Estudié mucho guitarra, pero después dejé, solo sé lo básico de armonía. Mis amigos no me creen cuando les digo que yo no sé de música. Por eso me equivoco mucho más tocando que cantando: cuando toco, tengo que buscar lo que estoy pensando.

L´O: Es evidente que no te guías por la música que funciona en el mercado. ¿Pero alguna vez compusiste algo que se aproximara a una idea de música comercial y decidiste descartarla?

JM: Nunca me pasó eso que decís, componer algo que me diera la sensación de que podría tener una chance comercial, digamos. Lo que sí me ocurrió es que me gustara un tema, pero cuando llegaba el momento de ponerlo en un disco, sentía que no tenía nada que ver conmigo, que no me representaba. Quizás era un buen tema para que lo grabara otra persona.

L´O: ¿Qué lugar ocupa el humor en tu música? Me refiero al humor musical, como el que tenía Frank Zappa.

JM: Bueno, el humor de Zappa es muy distinto al mío, porque necesita un referente para que eso te haga gracia. Y eso a mí no me va. El tiene muchos discos y algunas cosas suyas me gustan, pero su humor es burdo, obvio. Y además desaparece la música en ese humor. Me gusta más el humor que hace algo gracioso en referencia a sí mismo. Es difícil de explicar. Por ejemplo, hay humor en “Medlong”, un tema mío, pero yo sabía que de todas las personas que lo iban a escuchar, solo una se iba a reír, que era un amigo mío. Era algo muy del lenguaje musical, nada que ver con una gracia de otro género. El humor, para mí, funciona porque hace referencia a su propio hábitat. Es como la diferencia entre Shrek y Toy Story. Shrek, cuando hace chistes, alude a otros cuentos, a otras historias del mundo para niños. En cambio, Toy Story funciona en su propio universo, no sale de ahí.

L´O: ¿Qué músico te parece que hace eso?

JM: Alguien que para mí tenía humor en su música y después lo perdió es Regina Spektor. Se puso seria y me dejó de gustar. Su disco Soviet Kitsch (2004) está lleno de humor musical. Después se ubicó como estrella pop, más solemne. Quizás después lo recupere, no sé. No quiero sonar pedante, pero muy poca gente escucha música instrumental. Y en general el humor está en los instrumentos, entonces es probable que se pasen por alto las bromas. La música instrumental es la que realmente maneja el lenguaje puro de la música. Cuando hacés una canción, ya estás en el borde entre la música y lo literario, se cruzan dos artes. En lo instrumental todo está dicho. Yo canto un poquito, como para introducir la canción, y después me voy a lo abstracto, que es el lenguaje propio de la música. Es justamente lo que no pasa ahora con el trap o el hip hop, que todo es decir algo. A mí me gusta que la música me lleve a su propio mundo, y si me están diciendo cosas todo el tiempo me lo impiden. Cuando le pongo letras a las canciones a veces siento que las saco de ese lugar. Por eso las trabajo tanto, para que eso pase lo menos posible.

L´O: Vas a actuar en un festival que se llama Primavera Sound. ¿Qué sonido tiene la primavera? ¿Tienen su propia música las estaciones del año?

JM: Sí. En el verano, por lo menos en el lugar donde yo vivo (General Pacheco, Gran Buenos Aires), las tardes son silenciosas, los pájaros no cantan salvo las torcazas, que hacen un canto muy sutil, de siesta. O solo cantan algunos pájaros. O cantan de otro modo. En cambio, en invierno cantan todos, igual que en primavera.

Fotografías: Marcelo Setton. Producción general: Alejandro Ros. 

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