Eve Grynberg dice que las mujeres de más de 50 años están invisibilizadas y es por eso que se propuso: “mirarlas” a través de su cámara. La potencia de su técnica y la belleza de sus retratadas.

&nbsp;&ldquo;Mujeres silver&rdquo;, dice <a href="https://www.instagram.com/eve_grynberg_photographe/">Eve Grynberg </a>con su tono de nacida en Francia, m&aacute;s espec&iacute;ficamente en Par&iacute;s, y las dos palabras en su boca dicen m&aacute;s que eso. Suman primero un sonido a letra ge &ndash;algo que suele suceder cuando una persona francesa habla en espa&ntilde;ol&ndash; pero tambi&eacute;n sentido. &ldquo;Ser silver no es solo tener el pelo cano, es toda una generaci&oacute;n de mujeres sin importar el color de cabello. Somos las disruptivas&rdquo;, agrega. La definici&oacute;n se oye firme, nada improvisada, como si el concepto fuera algo en lo que viene pensando desde hace tiempo.

Y es que as&iacute; es. Hace m&aacute;s de un a&ntilde;o y medio que Eve, fot&oacute;grafa, licenciada en Administraci&oacute;n de Empresas, especialista en comunicaci&oacute;n, reflexiona sobre lo que significa ser mujer de m&aacute;s de 50 a&ntilde;os en el mundo actual. Comenz&oacute; cuando en marzo del a&ntilde;o pasado la pandemia de coronavirus la encerr&oacute; en su casa, sola, lejos de su familia, sin eventos que cubrir con su c&aacute;mara o experiencias que organizar en su trabajo, y entonces qu&eacute; m&aacute;s, qu&eacute; hacer, c&oacute;mo lidiar con ese parate que la hab&iacute;a expulsado del sistema laboral, como a millones alrededor del mundo, porque los encuentros sociales se hab&iacute;an prohibido. C&oacute;mo manejar esa invisibilizaci&oacute;n que se hab&iacute;a instalado pero que a ella, mujer de 59 a&ntilde;os y con el pelo blanco, la hab&iacute;a afectado a&uacute;n m&aacute;s. &ldquo;Y lo sent&iacute; as&iacute;. Con un tapaboca y este pelo en la calle en pandemia sos la nada, la nada, la nada de la nada. Eso es duro&rdquo;, dice y repite. Por eso quiso correrse, correr a las mujeres como ella de ese margen en que hab&iacute;an quedado, ponerlas en el centro. En medio de la luz, frente a la lente de su c&aacute;mara, para luego juntarlas a todas en una gran muestra fotogr&aacute;fica.&nbsp;

L&acute;Officiel: Trabajaste en el sector de la moda durante d&eacute;cadas y ahora comenzaste con un proyecto propio y personal, el origen de esta muestra. &iquest;C&oacute;mo fue ese proceso?

Eve Grynberg: Siempre tuve trabajos ligados a la comunicaci&oacute;n en firmas donde la imagen y las mujeres son protagonistas. Form&eacute; parte de Lanc&ocirc;me, de L&#39;Or&eacute;al. Despu&eacute;s me independic&eacute; y arranqu&eacute; a hacer producci&oacute;n de eventos y experiencias, me especialic&eacute; en marketing de lujo. Tambi&eacute;n tuve una productora, organic&eacute; la Semana Francesa en Buenos Aires, cofund&eacute; una asociaci&oacute;n de mujeres franco-argentinas que se llama Marianne, fui decoradora y organizadora de fiestas, y tuve un restaurante a puertas cerradas donde hab&iacute;a solo nueve mesas. Tras todo eso lleg&oacute; la pandemia. Estuve meses sin trabajar y tuve un clic y dije: Bueno &iquest;y ahora qu&eacute;? Entonces ten&iacute;a 58 a&ntilde;os, el pelo silver desde hac&iacute;a cuatro a&ntilde;os y pens&eacute; que era momento de ir por mis sue&ntilde;os y dedicarme a mi pasi&oacute;n, la fotograf&iacute;a. Fue la primera vez en mi vida en que me focalic&eacute; en m&iacute;, en armar una web, mis redes sociales, a subir fotos que hab&iacute;a sacado y a pensar en montar algo que no exist&iacute;a: una experiencia fotogr&aacute;fica.&nbsp;

L&acute;O: &iquest;Qu&eacute; tiene de particular tu propuesta?

EG: Mucha gente saca retratos pero esto es distinto, es fototerapia. Las personas que se sacan fotos conmigo no salen de la sesi&oacute;n como entraron. Hay toda una transformaci&oacute;n que va desde las velas, el perfume en el set&hellip; Mi estudio es un espacio que genera mucha libertad. Y aqu&iacute; las mujeres se sienten miradas. Eso fue lo que me hizo pensar mucho. Fotografi&eacute; a varias que empezaron a llorar al finalizar la sesi&oacute;n y me di cuenta de que hac&iacute;a mucho tiempo que nadie las miraba. Ah&iacute; entend&iacute; esto de la invisibilizaci&oacute;n de las mujeres mayores de 50 a&ntilde;os. Porque una cosa es tener el pelo silver cuando te maquill&aacute;s, te accesoriz&aacute;s, te vest&iacute;s, vas a un coctel, lleg&aacute;s y, wow, sos la &uacute;nica, la gente te ve, ah&iacute; est&aacute;s. Pero otra cosa es hoy, hace m&aacute;s de un a&ntilde;o, en pandemia.

L&acute;O: Y pensaste la Argentina como el lugar indicado para hacerlo&hellip;

EG: S&iacute;. Y lo corrobor&eacute; hace poco tambi&eacute;n, al regresar de Francia. Ac&aacute; en Buenos Aires est&aacute; la luz. Estuve casi tres meses en Par&iacute;s y fueron casi tres meses de lluvia. Esta luz que hay ac&aacute; es especial. No s&eacute; c&oacute;mo estar&aacute; el pa&iacute;s ma&ntilde;ana pero ac&aacute; pude hacer todo lo que so&ntilde;&eacute;. En Buenos Aires si so&ntilde;&aacute;s, pod&eacute;s. No hay que planificar tanto, despu&eacute;s que las cosas est&eacute;n bien o ganes plata es otro asunto. Ac&aacute; yo pude escribir un libro, hacer televisi&oacute;n, radio&hellip; Ahora volv&iacute; de Francia y dije que quer&iacute;a hacer una muestra y la voy a hacer. Ac&aacute; hay una espontaneidad que es incre&iacute;ble. Lo hac&eacute;s a pulm&oacute;n, con problemas, esfuerzos, pero te das el gusto de poder.

Ac&aacute;, a la Argentina, Eve lleg&oacute; cuando ten&iacute;a 33 a&ntilde;os, tras una ruptura amorosa. Luego de separarse de su primer marido, como ten&iacute;a familiares en el pa&iacute;s, decidi&oacute; venir con su primera hija por un a&ntilde;o, para cambiar de aire. Pero esa espontaneidad que permite Buenos Aires la sorprendi&oacute;: se enamor&oacute; de un argentino y el a&ntilde;o sab&aacute;tico se convirti&oacute; en una nueva vida. Volvi&oacute; a casarse, a tener un hijo, a separarse. Lo que no dej&oacute; de lado fue su c&aacute;mara de fotos, esa pasi&oacute;n heredada de su padre. Eve recuerda que la primera c&aacute;mara que tuvo era una Minolta anal&oacute;gica y que su primer gran amor fue a los 13 a&ntilde;os, un joven algo mayor que ella, su profesor de fotograf&iacute;a.&nbsp;

Fan&aacute;tica de las camisas blancas porque dan luz, porque son el escenario ideal para un retrato, afirma que al sacar fotos entra en un estado distinto al habitual. &ldquo;Es como un baile energ&eacute;tico. Como no uso flash y prefiero la luz natural, rodeo el contorno de la modelo, voy hacia un costado, atr&aacute;s, arriba, abajo. Es un ritmo, una entrega, una magia. Adem&aacute;s saco much&iacute;simas fotos, porque el clic, clic, clic es un ritmo. Y la persona se siente conectada con su esencia, con qui&eacute;n es, con la ni&ntilde;a, la mujer, la diosa, la geisha, lo que sea. Eso sale y yo lo capto&rdquo;.

L&acute;O: &iquest;Con qu&eacute; te encontraste al retratar a estas mujeres?

EG: Vi que muchas apagaron las luces, tiraron la toalla. Se dicen a s&iacute; mismas que ya est&aacute;, que son abuelas, que por ejemplo no es momento de pensar en parejas, que ya fue, que ya pas&oacute;. No, no es as&iacute;. La sexualidad sigue en pie, para las silver tambi&eacute;n. Veo que las mujeres tienen la autoestima por el piso, que no asumen sus arrugas. Hay que amigarse con el paso del tiempo, sentirse bien. Quedan muchos a&ntilde;os para disfrutar. La edad da sabidur&iacute;a y libertad.

L&acute;O: &iquest;C&oacute;mo definir&iacute;as la belleza?&nbsp;

EG: Es algo que no tiene una definici&oacute;n. Algo magn&iacute;fico y energ&eacute;tico. Desde hace unos a&ntilde;os, con el avance de la nueva ola feminista, la belleza cambi&oacute;, ya no es la antes. Por eso debemos ser m&aacute;s genuinas, hay que volver a la esencia, despeinarse, dejar las reglas.&nbsp;

L&acute;O: Reci&eacute;n hablabas de la impronta actual del feminismo, &iquest;falta mucho por hacer para cambiar las reglas?

EG: Falta todav&iacute;a. Tener el pelo silver ahora se puso de moda, pero es dif&iacute;cil llevarlo. Todav&iacute;a no hay una mujer con canas en el erotismo y todas, casi sin excepci&oacute;n, seguimos muy pendientes de la mirada del resto. Nosotras, las de esta edad, somos las que abrimos puertas, hicimos todas las locuras, somos la generaci&oacute;n que tuvo la libertad sexual antes del sida, no nos pueden venir a hablar como si fu&eacute;semos nuestras abuelas. Somos las primeras silver disruptivas. No hay que ponernos aparte. Este es mi mensaje. Este es mi grito.

Alicia Moszkowski

María Teresa Cibils

Sesión de fototerapia

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