A diferencia de otras formas de discriminación, el “edadismo” -que castiga sobre todo a las mujeres- está socialmente aceptado. ¿No será hora de revisar el estigma?

La escena transcurre en un supermercado. Una se&ntilde;ora mayor intenta llamar la atenci&oacute;n de un vendedor. El mira hacia otro lado... hasta que aparece una clienta joven y bonita, a quien atiende de inmediato. &ldquo;&iquest;No me ve? &iquest;Acaso no existo? &iquest;Cree que est&aacute; bien ignorarnos como si no existi&eacute;ramos porque tenemos canas?&rdquo;, le grita al empleado la octogenaria que interpreta <a href="https://www.instagram.com/janefonda/?hl=es-la">Jane Fonda</a> en la serie Grace y Frankie. &ldquo;&iexcl;Me reh&uacute;so a ser irrelevante!&rdquo;, patalea con su amiga (<a href="https://www.instagram.com/lilytomlinpage/?hl=es-la">Lily Tomlin</a>), quien con p&iacute;cara sabidur&iacute;a le replica: &ldquo;Tenemos un superpoder. Si no nos ven, no nos pueden parar. &iquest;Quer&eacute;s que vayamos a robar un banco?&rdquo;.

La exitosa <a href="https://www.netflix.com/ar/title/80017537">serie</a>, producida por <a href="https://www.instagram.com/netflixlat/?hl=es-la">Netflix</a>, muestra a dos adultas mayores, creativas y emprendedoras, que cambian de novio, fabrican consoladores y lubricantes vaginales, fuman marihuana, son hermosas, pero tambi&eacute;n sufren de achaques y lidian con familias no tradicionales. Fortalecidas por la sororidad, Grace y Frankie se resisten con fuerza a perder libertad e independencia.

Son Thelma y Louise cincuenta a&ntilde;os despu&eacute;s. Nuevos modelos: de eso se trata. Aqu&iacute; y ahora, ser joven parece ser una virtud, no solo una etapa de la vida. Por el contrario, la vejez se asocia con caracter&iacute;sticas negativas: enfermedad, pasividad, fealdad, deterioro, soledad, depresi&oacute;n, miseria, falta de deseo sexual... Un verdadero estigma para el cual no hay filtro de Instagram que alcance. &iquest;Realidad o prejuicio?

El geront&oacute;logo estadounidense Robert Butler fue quien us&oacute; por primera vez la expresi&oacute;n &ldquo;ageism&rdquo; (que en espa&ntilde;ol se tradujo como &ldquo;viejismo&rdquo;, &ldquo;gerontofobia&rdquo; o &ldquo;edadismo&rdquo;) para se&ntilde;alar &ldquo;el proceso de estereotipia y discriminaci&oacute;n sistem&aacute;tica contra las personas por el hecho de ser viejas, de la misma forma que el racismo y el sexismo se originan por el color de la piel y el g&eacute;nero&rdquo;. A diferencia de estos, que demuestran el miedo al otro, el edadismo nos afectar&aacute; a todos, porque mientras estemos vivos cumplir a&ntilde;os es inexorable.

&ldquo;Tenemos que terminar con la divisi&oacute;n binaria del mundo entre viejos y j&oacute;venes&rdquo;, apunta la ensayista estadounidense Ashton Applewhite, autora de This Chair Rocks: A Manifesto Against Ageism, cuya charla TED fue vista online por m&aacute;s de 1.300.000 personas. &ldquo;Ning&uacute;n prejuicio es racional, pero el edadismo lo tenemos internalizado. Somos c&oacute;mplices de nuestra propia marginalizaci&oacute;n&rdquo;.

Applewhite es una de las activistas m&aacute;s conocidas en esta batalla por la inclusi&oacute;n, que sin duda marcar&aacute; las pr&oacute;ximas d&eacute;cadas. Son muchas las organizaciones que trabajan en ese sentido. En diciembre del a&ntilde;o pasado, por ejemplo, se lanz&oacute; en Argentina Aging2.0, una red global que conecta, educa y apoya a adultos mayores innovadores, en la intersecci&oacute;n de la tecnolog&iacute;a y todas las disciplinas relacionadas con ese segmento.

Porque, a contrapelo del prejuicio, emprendedurismo tampoco es sin&oacute;nimo de juventud. &ldquo;Debemos concebir un nuevo paradigma para esta longevidad. Es necesario aprender a envejecer y tener un entorno que facilite el desarrollo de potencialidades&rdquo;, se&ntilde;al&oacute; el m&eacute;dico geront&oacute;logo Diego Bernardini en la presentaci&oacute;n de esta red, que ya est&aacute; en 65 ciudades de veinte pa&iacute;ses.

Actualmente, el 25 % de la poblaci&oacute;n argentina tiene m&aacute;s de 50 a&ntilde;os y esta relaci&oacute;n aumentar&aacute; tres puntos m&aacute;s para 2030, seg&uacute;n las proyecciones del Indec. La mayor&iacute;a de los mayores de 65 (y casi todos los que llegan a los 100) es mujer.

Nosotras vivimos, en promedio, siete a&ntilde;os m&aacute;s que nuestros cong&eacute;neres varones. Esto significa, entre otras cosas, un gigantesco mercado potencial para las marcas que apunten al sector. &ldquo;Lejos de transitar el final de su vida&rdquo;, este grupo poblacional &ldquo;brinda ayuda a otras personas, hace uso pleno de su tiempo libre, trabaja y aporta al crecimiento de la econom&iacute;a, tiene particulares caracter&iacute;sticas de consumo y cree en la posibilidad de enamorarse&rdquo;, seg&uacute;n los resultados de la Encuesta Nacional sobre Calidad de Vida de Adultos Mayores.

Pero no se trata solo de econom&iacute;a o de biolog&iacute;a: la vejez es, sobre todo, una construcci&oacute;n cultural e hist&oacute;rica, atravesada tambi&eacute;n por el sexismo. &ldquo;Mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen&rdquo;, escribi&oacute; en 1979 Susan Sontag para graficar el doble est&aacute;ndar imperante. Con la edad, ellos ganan jerarqu&iacute;a social, porque su valor se mide por logros econ&oacute;micos y laborales.

Nosotras, en cambio, como Grace y Frankie, nos volvemos invisibles, somos reducidas a un cuerpo menos atractivo, atrapadas en la misi&oacute;n imposible de retener la eterna juventud. La ensayista estadounidense Naomi Wolf lo sintetiz&oacute; en una frase: &ldquo;Los hombres mueren una vez y las mujeres, dos. Mueren como bellezas antes de que muera su cuerpo&rdquo;. Afortunadamente, a caballo de la cuarta ola feminista, ese paradigma est&aacute; en crisis.

&ldquo;Yo creo que si uno no vivi&oacute; en vano, ser mayor es una ventaja &ndash;asegura Mar&iacute;a Esther Isoardi (60), directora de Red-Genera, consultora especializada en g&eacute;nero y diversidad, quien se declara satisfecha con su edad&ndash;. Es tiempo de capitalizar y disfrutar de lo aprendido. Desde mi punto de vista, la experiencia acumulada, los libros le&iacute;dos, los dolores sobrellevados, los afectos y las amistades cultivadas son una ventaja cuali y cuantitativa. Eso te para frente al mundo, frente a tu vida y a los dem&aacute;s de otra manera. Yo disfruto de esa serenidad y de esa seguridad que otorga el haber vivido&rdquo;.

Creatividad, resiliencia, capital intelectual, capacidad, talento y personalidad son valores positivos, que rara vez se destacan cuando se habla de las adultas mayores. Sin embargo, estamos rodeados de ejemplos p&uacute;blicos en todos los campos: desde Iris Apfel, influenciadora de la moda internacional a los 97 a&ntilde;os, hasta la abogada Nelly Minyersky (90), promotora de la Campa&ntilde;a Nacional por el Derecho al Aborto, pasando por la exc&eacute;ntrica artista Marta Minuj&iacute;n (77). La lista podr&iacute;a ampliarse al infinito.

&ldquo;Las mujeres mayores, en estos tiempos, podemos estar orgullosas de nuestras canas, hemos luchado para conquistar las libertades de las que disfrutamos y tenemos buenos motivos para seguir peleando al lado de nuestras hijas y nietas&rdquo;, dice Isoardi. Nunca es tarde para nada.

Envejecer no es pecado

Entradas recomendadas

Arte y cultura

Chez Maxim's

Joyería y relojería

Naturaleza salvaje en cinco gemas

Food

Nueva carta

Joyería y relojería

Historias que brillan

Arte y cultura

Cinco minutos con Judeline

Moda

En clave sostenible

Arte y cultura

Cinco minutos para conocer a Vivian Suter

Arte y cultura

Agenda cultural