Se hizo conocida mostrando en las redes c&oacute;mo disfruta de la ropa. Hoy tiene miles de seguidores, el activismo gordo como bandera, un libro sobre los condicionamientos que sufre un cuerpo no hegem&oacute;nico y una pr&eacute;dica: &ldquo;No nos callamos m&aacute;s&rdquo;.

&ldquo;Viaj&eacute; as&iacute; desde San Fernando, no sab&eacute;s c&oacute;mo me miraron en el tren y en el subte&rdquo;. <a href="https://www.instagram.com/onlinemami_/">Agustina Cabaleiro</a> ten&iacute;a puesto un top peque&ntilde;o como un corpi&ntilde;o, unas bikers y arriba un vestido apenas violeta, totalmente transparente. Era el 9 de febrero de 2020, antes de que conoci&eacute;ramos la palabra covid, y ella estaba por dar la charla: &ldquo;Desear&aacute;s mi cuerpo: movimiento gordx y sexualidad&rdquo; ante un mont&oacute;n de desconocidos en el patio del CCKonex. Ese d&iacute;a empez&oacute; a hablar sin saber muy bien qu&eacute; decir, con apenas unas notas que hab&iacute;a tomado en el celular durante el viaje. El grupo que la escuchaba ─la mayor&iacute;a mujeres─ permanec&iacute;a en silencio. Hasta que Agustina ─m&aacute;s conocida como Online Mami en las redes sociales─ no pudo remarla m&aacute;s y fren&oacute;: &ldquo;&iquest;Qu&eacute; pasa? &iquest;A nadie le pas&oacute; esto que estoy contando? &iquest;Solo a m&iacute;? &iquest;Quieren que les hable de otra cosa?&rdquo;. Era raro, en los otros talleres de ese d&iacute;a en el Camping Feminista de LatFem la participaci&oacute;n hab&iacute;a sido muy fluida. Pero nadie hab&iacute;a hablado antes de ese elefante en la habitaci&oacute;n de la soledad: c&oacute;mo es habitar un cuerpo gordo y tener una vida sexual activa. A partir de sus preguntas empez&oacute; una catarata de participaci&oacute;n, de testimonios y de &ldquo;me pas&oacute; exactamente lo mismo que cont&aacute;s&rdquo;. Fue tanto y tan abrumador que Agustina qued&oacute; impactada. El club de las gordas en silencio llegaba a su fin, solo hab&iacute;a que empezar la conversaci&oacute;n.
No pas&oacute; mucho tiempo, ya todo el pa&iacute;s estaba en el aislamiento m&aacute;s estricto por el coronavirus, cuando Agustina me escribi&oacute; por Whatsapp para contarme que estaba trabada con su libro, que necesitaba alguien para poder charlar las cosas que estaba pensando y que no pod&iacute;a escribir; que ten&iacute;a ah&iacute; silenciadas, como todas las que fueron a aquel taller al cual la invit&eacute;. Una vez por semana durante varios meses nos juntamos en una videollamada: despeinadas, con ropa de entrecasa, y un documento de texto abierto, Te lo digo por tu bien: Sobre ser gordas y ocupar espacios con libertad fue tomando forma. Las preguntas que le hac&iacute;a le abr&iacute;an puertas y puertas de recuerdos de lo que vivi&oacute;, de los testimonios que recab&oacute; y de lo que proyecta hacia el futuro. De la risa al llanto en una misma an&eacute;cdota.
&ldquo;Intent&eacute; resumir todo lo que viv&iacute; por tener este cuerpo, que fue mucho m&aacute;s de lo que yo cre&iacute;a&rdquo;, me cuenta ahora, cuando ya hace varios meses que el libro est&aacute; en las librer&iacute;as, en las bibliotecas y en la mesita de luz de las lectoras. &ldquo;Una vez que abr&iacute; esa puerta empezaron a aparecer m&aacute;s cosas, y revisarlas con una mirada m&aacute;s adulta, m&aacute;s de activista, fue duro. Una cosa es saber lo que quer&eacute;s decir y otra es escribirlo para que otro lo entienda y que sea una buena experiencia&rdquo;.
Agustina es publicista, trabaja como influencer body positive, modelo, creadora de contenido para marcas y, tambi&eacute;n, como militante gorde (aunque eso sea un trabajo full time sin remuneraci&oacute;n). Lo que m&aacute;s escrib&iacute;a, antes de que Penguin Random House le propusiera hacer el libro, eran sus posteos en Instagram, donde miles de seguidores &ldquo;le bancan todas&rdquo;, como ella misma dice. Los llama la Only Army y son m&aacute;s de 300.000 cuentas las que la siguen, participan de sus consignas como el #ChallengeDeAmorPropio, y la ayudan a promover su mensaje en contra de los estereotipos. Cuando sali&oacute; el libro hizo una preventa con 300 ejemplares que se vendieron en cinco minutos. Al d&iacute;a siguiente agreg&oacute; 200 m&aacute;s y se volvieron a agotar al instante. Antes de que Te lo digo por tu bien estuviera en las librer&iacute;as, ya hab&iacute;a vendido m&aacute;s que varios best sellers actuales.

&ldquo;El libro fue muy fuerte, fue como darlo todo, no solo por el esfuerzo, sino por contar cosas profundas que doli&oacute; revisar, hablar con mi mam&aacute; sobre cosas que nos pasaron&rdquo;.

&ldquo;Fue una locura que no pens&eacute; que iba a pasar, yo ten&iacute;a mucho miedo&rdquo;, admite, con la frescura que la caracteriza. &ldquo;Primero por una cuesti&oacute;n comercial, porque en redes es muy dif&iacute;cil pasar de que alguien sea un seguidor a que compre una entrada de tu show, un producto o un libro que hayas escrito. Y la otra porque abr&iacute; mi coraz&oacute;n, cont&eacute; cosas que jam&aacute;s hab&iacute;a dicho&rdquo;.&nbsp;
El miedo le dur&oacute; un tiempo, incluso cuando el primero ya se hab&iacute;a disipado en la preventa. El 1 de octubre de 2021 est&aacute;bamos en los camarines del CCKonex, a punto de salir juntas, de nuevo en el mismo lugar donde empez&oacute; una de las ideas primarias del libro, pero esta vez era ella la estrella, era Agustina la que presentaba su libro ante un mont&oacute;n de gente que, por lo que ve&iacute;amos por la ventana, ya lo ten&iacute;a y lo atesoraba entre sus manos. En el escenario del patio, Agustina temblaba de los nervios. Ahora recuerda: &ldquo;El libro fue muy fuerte, fue como darlo todo, no solo por el esfuerzo, sino por contar cosas profundas que doli&oacute; revisar, hablar con mi mam&aacute; sobre cosas que nos pasaron, releer lo que escrib&iacute;, que una editora trabaje sobre mis experiencias, hablar sobre TSA, bullying, mi infancia, fue muy fuerte&rdquo;.&nbsp;
Su voz suena por el parlante del tel&eacute;fono y es ella haciendo una revisi&oacute;n de un proceso en el que creci&oacute; como una referenta para aquellas chicas que vivieron la experiencia de habitar un cuerpo gordo. &ldquo;Lo que m&aacute;s me gustar&iacute;a es que lo leyeran las j&oacute;venes, las que tienen mucha vida por delante. Este es el libro que hubiera querido leer de piba, no porque me hubiera solucionado la vida pero s&iacute; porque me hubiera dado m&aacute;s herramientas para vivir todo eso que vivimos las gordas, les gordes, y que no hablamos&rdquo;.
Que hay que terminar con el club de las gordas en silencio es el primer pacto que Agustina crea con su p&uacute;blico, con sus lectoras: ya basta, no nos callamos m&aacute;s, si hay algunas situaciones que se repiten tal cual entre abuelas, madres e hijas gordas es porque a muchas les pasa y hay que hablar de eso. O, como dice, &ldquo;es la misma pel&iacute;cula con distintas actrices y escenograf&iacute;as&rdquo;. El libro est&aacute; pensado para los cuerpos femenizados porque son los que m&aacute;s sufren el gordo-odio y, sobre todo, porque es un libro feminista.&nbsp;
En su vida, en la forma en la que se viste, en la conversaci&oacute;n que genera, en lo que elige compartir e impulsar, en los espacios donde milita, Agustina siempre es fresca, simp&aacute;tica y respetuosa. Es ella la bandera multicolor de un mont&oacute;n de gordas, que ahora se pueden llamar gordas, se pueden nombrar, se cuentan, y viven, Es ella, una gorda joven que vive y se viste -hermoso- como lo que es. Sin esconderse, sin silencio.
Fotograf&iacute;as: <a href="instagram.com/german.romani">Germ&aacute;</a><a href="instagram.com/german.romani">n Romani</a> Estilismo: <a href="Instagram.com/delfina_tulli">Delfina Tulli</a>

Agustina Cabaleiro: capitana del amor propio

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