“Mejor juntos”, dicen Jessica Trosman y Martín Churba, que después de 20 años, vuelven con proyectos que parten del rescate de telas olvidadas y de su propia historia. 

En el curioso basurero de la historia, esa fosa entre la mitad de siglo XX y lo que llevamos del XXI seg&uacute;n el cr&iacute;tico de rock <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Greil_Marcus">Greil Marcus</a>, resulta &uacute;til, como sugiere: &ldquo;Tratar los eventos hist&oacute;ricos como acontecimientos culturales y los acontecimientos culturales como eventos hist&oacute;ricos&rdquo;.

Impulsado en los 90 por las nuevas tendencias, el mundo de la moda recibi&oacute; el 2000 cansado. Junto a la ansiedad que generaba la globalizaci&oacute;n crec&iacute;a el mandato del dise&ntilde;o de autor con la algarab&iacute;a de nuevas pol&iacute;ticas oficiales para que las industrias culturales se hicieran a la mar. Y si en la d&eacute;cada previa la calle se hab&iacute;a subido a la pasarela, ahora se les ped&iacute;a a los dise&ntilde;adores, adem&aacute;s, legitimaci&oacute;n acad&eacute;mica.&nbsp;

Todo esto suced&iacute;a bajo la presi&oacute;n de ciclos semestrales desquiciados en una Buenos Aires que juntaba firmas para ser Ciudad de Dise&ntilde;o de la <a href="https://es.unesco.org">UNESCO</a>. As&iacute;, dos veces al a&ntilde;o, en los desfiles de cada estaci&oacute;n, la libido y otras formas de la energ&iacute;a de <a href="https://www.instagram.com/jessicatrosman/?hl=es-la">Jessica Trosman</a> y <a href="https://www.instagram.com/martinchurba/?hl=es-la">Mart&iacute;n Churba</a> se extingu&iacute;an como farolitos chinos de papel y fuego.&nbsp;

Pon&iacute;an todo. Juntos fueron queridos y mimados. En aquel fragor no se asum&iacute;an como artistas. Les costaba. M&aacute;s que nada porque produc&iacute;an en serie, piezas que se iban flotando en lindas bolsas&hellip; &ldquo;Al fin, son un poco obras de arte dispersas en placards&rdquo;,&nbsp; dicen ahora.&nbsp; Entonces proyectaban negocios. Y m&aacute;s colecciones. Y no paraban. Jessica ten&iacute;a un hijo adolescente: <a href="https://www.instagram.com/momotrosman/?hl=es-la">Momo</a>, hoy s&uacute;per DJ. Mart&iacute;n comenzaba una pareja.&nbsp;&nbsp;

En plena poscrisis de 2001, la relaci&oacute;n de dos artistas textiles demandada por la tolva insaciable de la moda y la incertidumbre finisecular reaccion&oacute; a tiempo. Y supo bajar las barreras como para que el torrente devorador pasara, dej&aacute;ndolos a uno y al otro lado de la pasarela, algo tambaleantes, pero a salvo.

&ldquo;Viste a <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Susana_Giménez">Susana Gim&eacute;nez</a> y a <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Albertina_Carri">Albertina Carri</a>&rdquo;, dec&iacute;an de &eacute;l las cr&oacute;nicas de la separaci&oacute;n. &ldquo;La rompe en Asia&rdquo;, dec&iacute;an de ella. Mientras tanto, Buenos Aires fue la primera&nbsp; Ciudad de Dise&ntilde;o UNESCO en 2005. La teor&iacute;a de la modernidad l&iacute;quida del fil&oacute;sofo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Zygmunt_Bauman">Bauman</a> transvasaba la desidia material a lo afectivo; los descartes emerg&iacute;an como visi&oacute;n y alimento de los primeros recicladores urbanos y como cantera de los dise&ntilde;adores que se les animaran a los restos.&nbsp;

Jessica fortaleci&oacute; una marca para mujeres con morfolog&iacute;a relajada, brazo jeanero y proyecci&oacute;n internacional. Abri&oacute; un local en el <a href="http://www.shoppingbullrich.com.ar">Patio Bullrich</a>. Animado por la genealog&iacute;a familiar y el marido arquitecto, Mart&iacute;n ampli&oacute; el alcance del arte textil al hogar, con una estructura de maison. Su material insignia fue un descarte: los orillos de algod&oacute;n; el especiero, el barrio de Once.

En 18 a&ntilde;os de la Argentina y el mundo pas&oacute;&hellip; de-to-do. Y lleg&oacute; la pandemia, con su manto de quietud para la introspecci&oacute;n y el revisionismo. De alg&uacute;n modo, la identificaci&oacute;n entre descartes y deseos. Los encontr&oacute; activos en sus mundos privados: ambos en pareja, Jessica haciendo esculturas textiles, con una hija de 13. Mart&iacute;n con un ni&ntilde;o de 10, hiperactivo en el taller hogare&ntilde;o.&nbsp;

Apareci&oacute; la idea-propuesta desafiante de una aventura textil. &iquest;Podr&iacute;an abordar un edificio, sus &aacute;reas comunes? No para vestirlo sino para dialogar a trav&eacute;s del textil con el espacio y las personas. Y ah&iacute; est&aacute;n, enfrentando la novedad en t&aacute;ndem. Ser&aacute; en el <a href="https://www.museomoderno.org/es">Museo de Arte Moderno</a>, en marzo de 2021. Mucho m&aacute;s no pueden decir. Muestran dibujos y maquetas que no se pueden mostrar pero s&iacute; contar: es im-pre-sionante el resultado del r&eacute;mix de ambos sobre soportes textiles. Con descartes pl&aacute;sticos y colores, muchas veces de pigmentos naturales, otras no. Ya veremos qu&eacute; hacen.

A pedido, recuperan la primer&iacute;sima vez. Fue en el resto-bar FernandeZes, faro social del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Abasto_(Buenos_Aires)">Abasto</a> antes del reciclaje. &ldquo;&iexcl;Flechazo! A la media hora ya est&aacute;bamos asociados&rdquo;, exagera Jessica para hacer re&iacute;r a Mart&iacute;n, que suelta una carcajada.&ldquo;Pero si en dos d&iacute;as ya ten&iacute;amos todo&rdquo;, insiste. &ldquo;Ahora nos pas&oacute; algo reparecido&rdquo;,&nbsp; revela Mart&iacute;n.&nbsp;

&ldquo;Exacto. Cada vez que nos ponemos a trabajar es un fluir constante. Su mam&aacute; se preocupaba, ven&iacute;a a decirnos que sali&eacute;ramos&rdquo;, agrega,&nbsp; Jessica. Y Mart&iacute;n retoma: &ldquo;Hab&iacute;a tenido ciertos &eacute;xitos entre comillas, que comercialmente no lo eran en lo m&aacute;s m&iacute;nimo; aunque&hellip; irme a <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Como">Como, Italia</a>, y venderle colecci&oacute;n de corbatas a <a href="https://www.moschino.com/row3_es/">Moschino</a> o a Gigli&hellip; &iexcl;para m&iacute; ya era un mont&oacute;n!&nbsp; Pero yo ten&iacute;a dificultades para hacer negocios. Hasta que la conoc&iacute; a ella. Fue ver c&oacute;mo las ideas se pod&iacute;an hacer realidad. Lo que Jessi aloja como objetivo de su marcha, anda. As&iacute; es ella&rdquo;.

Trosman recuerda las prendas que vend&iacute;a en el extranjero a Lyquid Sky antes de conocer a Mart&iacute;n; cosas en las que volvi&oacute; a pensar ahora: &ldquo;Productos b&aacute;sicos con estampas estramb&oacute;ticas&rdquo;, dice. &ldquo;&iexcl;Guardala para el Museo, coraz&oacute;n!&rdquo;, dispara Mart&iacute;n. &ldquo;Me vuelvo loca con lo creativo, me gusta. Pero si no vende, para m&iacute; no termina de cerrase la situaci&oacute;n creativa; me pasa hoy con el arte. Quiz&aacute; porque siempre me las tuve que arreglar sola y proveer. Mart&iacute;n es mi perfecta pareja. El me saca, me lleva, me trae. Con toda esa experiencia queremos estar juntos de nuevo y eso vale un mont&oacute;n, fuimos del arte al dise&ntilde;o y ahora al arte, volvemos renovados&rdquo;, arranca Jessica.&nbsp;

Mart&iacute;n dice algo que no se entiende porque ahora est&aacute; bailando. Jessica retoma: &ldquo;Ambos fuimos muy fieles a la moda. Creo que juntos somos m&aacute;s y que nuestra b&uacute;squeda actual tiene que ver con nuestra historia textil com&uacute;n. Hablar ese idioma que tanto nos uni&oacute; y en el que a&uacute;n hoy podemos desarrollarnos. Nuestra primera parada es en el Moderno&hellip; Hay un techo alt&iacute;simo&rdquo;.

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“Creo que juntos somos más y que nuestra búsqueda actual tiene que ver con nuestra historia textil común”.


C&aacute;psula activada&nbsp;

Tan incre&iacute;ble como una f&aacute;bula industrial, mientras surfeaban el fragor de ese regreso en plena pandemia, un proyecto de reciclaje los busc&oacute; y los encontr&oacute;. &ldquo;Nos contactaron por un viejo stock de los 80 de un taller de confecci&oacute;n de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Villa_Crespo">Villa Crespo</a> que cerr&oacute;&hellip; &rdquo;, cuenta Jessica. De ese stock naci&oacute; su primera c&aacute;psula de moda y se llama Jaramillo por la calle de esa pyme. Sale Mart&iacute;n al paso: &ldquo;Entend&eacute;s cuando te digo que hay cosas que uno las persigue y pelea por ellas. Y otras que, como cuando vas al mar, en esa segunda religi&oacute;n que es la de dejarse llevar, las cosas aparecen solas&hellip;&rdquo;.&nbsp;

Insertos en la&nbsp;trama de un pa&iacute;s donde el&nbsp;reciente&nbsp;industricidio dej&oacute; miles de pymes boqueando, esta posibilidad de combinar el rescate de un espacio con su habilidad de forenses textiles resulta un hito. Como en una performance historiogr&aacute;fica, se dan el gusto de remixar la historia propia y la colectiva con telas y ropa de trabajo.&nbsp;

Cr&eacute;ditos de las fotos:

Fotos: Loli Laboureau

Estilismo: Nikki Ortiz Castellanos

Maquillaje:&nbsp;Ver&oacute;nica Mendoza de Natura, maquillaje oficial de Designers BA.

Forenses textiles

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