El dise&ntilde;ador belga Mart&iacute;n Margiela regresa a la mirada p&uacute;blica en su faceta como artista&nbsp; a trav&eacute;s de una exposici&oacute;n de arte en Lafayette Anticipations, en Par&iacute;s.

En el a&ntilde;o 2018 se despidi&oacute; de la moda con un desfile, al tiempo que public&oacute; su manifiesto en formato de libro. Luego su trabajo como dise&ntilde;ador qued&oacute; evidenciado en retrospectivas, como las recordadas en Palais Galliera y Mus&eacute;e des Arts D&eacute;coratifs, y en el documental &ldquo;Martin Margiela: In His Own Words&rdquo; donde por primera vez se le escucha la voz a este referente que nunca se dej&oacute; fotografiar.&nbsp; Con una barra de desodorante como presentaci&oacute;n, abri&oacute; su exhibici&oacute;n que revela el mundo Margiela, experiencia que se podr&aacute; visitar hasta el de enero 2021 en el espacio dedicado al arte contempor&aacute;neo ubicado en Le Marais.
Martin Margiela se retir&oacute; de la moda en el 2008. Sucedi&oacute; en el desfile que celebraba los 20 a&ntilde;os de su etiqueta y en la tarjeta declamaba: &ldquo;Veinte a&ntilde;os, cuarenta espect&aacute;culos, cientos de prendas, &iquest;qu&eacute; queda?&rdquo;. Su legado fue rescatado por las nuevas camadas de dise&ntilde;adores que convirtieron su m&eacute;todo de producci&oacute;n en la base fundamental para la transformaci&oacute;n del sistema de la moda; un estilo reconocible que tom&oacute; referencias de diversas direcciones. Las chaquetas oversized y de&nbsp; hombros punzantes inspiradas en el guardarropa masculino y las faldas largas y l&aacute;nguidas, usadas por las mujeres en 1910, a las que Margiela le agreg&oacute; un tajo por detr&aacute;s para mostrar las botas Tabi, sentaron las bases de c&oacute;mo vestirse en la d&eacute;cada de 1990.&nbsp;
Su pr&aacute;ctica est&eacute;tica se aline&oacute; con el neo-conceptualismo que retom&oacute; expresiones del mundo personal de los artistas para componer obras que rescataron materiales de uso diario para descontextualizarlos y ofrecer una nueva lectura. Trece a&ntilde;os m&aacute;s tarde, Martin Margiela inaugura una muestra de arte cuya proclama defiende estos actos sustentados en el reciclaje como met&oacute;dica t&eacute;cnica para presentar productos no convencionales y que en la cotidianeidad son pasados por alto: es capaz de generar una po&eacute;tica de esa uni&oacute;n y dotarlo de belleza, exigiendo, de alguna manera, que le demos un nuevo vistazo. Tal es el caso de la visual en blanco y negro del desodorante en barra que se convirti&oacute; en el &iacute;cono de la muestra inaugurada en <a href="https://www.lafayetteanticipations.com/fr/exposition/martin-margiela">Lafayette Anticipations</a>. Cuarenta esculturas, collages, pinturas, instalaciones y material f&iacute;lmico componen la muestra que Margiela inaugur&oacute; en Par&iacute;s siendo el puntapi&eacute; a una serie de exhibiciones de su obra que tambi&eacute;n estuvo en la feria de arte contempor&aacute;neo FIAC y el a&ntilde;o pr&oacute;ximo volar&aacute; a Amberes, la ciudad donde se form&oacute; como artista en la Real Academia de Bellas Artes en 1977.&nbsp;
Martin Margiela abri&oacute; nuevas &aacute;reas de experiencias que ampl&iacute;an la definici&oacute;n y los l&iacute;mites de la obra de arte, plantea el el historiador de arte belga Chris Dercon, presidente de RMN-Grand Palais, en su ensayo &ldquo;La moda no es arte. Sin embargo, &iquest;a veces lo es?&rdquo;. La exposici&oacute;n en la galer&iacute;a, que depende la fundaci&oacute;n de las Galeries Lafayette, se construye como un ritual en torno al gesto de descubrimiento para el espectador, quien de manera laber&iacute;ntica ingresa a la instituci&oacute;n por la salida de emergencia trasera e ingresa a los pisos por el ascensor de servicio y las escaleras de la fundaci&oacute;n que en otros momentos est&aacute;n vedadas al p&uacute;blico.&nbsp;
&ldquo;Al adoptar una pr&aacute;ctica de reapropiaci&oacute;n tan querida por el artista, la exposici&oacute;n en Lafayette Anticipations se concibe en s&iacute; misma como una ceremonia que trastoca nuestros h&aacute;bitos, permitiendo a los visitantes experimentar la Fundaci&oacute;n desde otra perspectiva. Las obras presentadas est&aacute;n manipuladas, gastadas, da&ntilde;adas y cada vez llevan m&aacute;s marcas del tiempo en sus superficies, &aacute;ngulos y contornos. La obra ya no es tanto un objeto de conservaci&oacute;n como un lugar de conversaci&oacute;n. Margiela, finalmente, celebra la incompletitud como un estado fundamental&rdquo;, escribe Rebecca Lamarche-Vadel, la curadora de la exhibici&oacute;n, en el texto de sala.&nbsp;
En su trayectoria rompi&oacute; convenciones que luego se transformaron en norma. La invitaci&oacute;n a la experimentaci&oacute;n es un ejercicio en el que Margiela propone entrenar la mirada sobre lo ordinario, lo cotidiano, para convertirlo en objeto de reevaluaci&oacute;n; &eacute;ste artista belga de 64 a&ntilde;os ofrece lecturas nuevas que nunca terminan de desplegar totalmente, que irrumpen en un momento dado, tal como sucedi&oacute; en su estad&iacute;a en el dise&ntilde;o al otorgarle la denominaci&oacute;n &ldquo;moda&rdquo; a elementos reciclados. La obra puede convertir al artista en un maestro del arte, pero el artista es el origen de la obra, es su esencia. Margiela exterioriza con esculturas, collages, pinturas y elementos que lo obsesionan, como el pelo, un recorrido inicial por el arte que, dicen los que saben, es el mundo al que siempre perteneci&oacute;.&nbsp;
Im&aacute;genes: Gentileza Gentileza Lafayette Anticipations

Martin Margiela en Lafayette Anticipations

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