Las actrices protagonizan "Happyland" en el Teatro San Martín. L’Officiel habló con ellas sobre el arte, la historia y el feminismo.

Fotos: Germ&aacute;n Romani

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En 1610 la &ldquo;condesa sangrienta&rdquo; <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Erzs%C3%A9bet_B%C3%A1thory">Erzs&eacute;bet B&aacute;thory</a> muri&oacute; en Hungr&iacute;a luego de haber sido emparedada durante cuatro a&ntilde;os en el Castillo de Esei, condenada por asesinar a cientos de muchachas para ba&ntilde;arse en su sangre, como parte de un horripilante tratamiento de belleza. &iquest;Y si en realidad hubiera sido v&iacute;ctima de acusaciones falsas para impedir su ascenso al poder, como postulan ciertas teor&iacute;as revisionistas? Cuatro siglos m&aacute;s tarde, <a href="https://www.fundacionkonex.org/b4351-alejandra-radano">Alejandra Radano</a> deja caer este g&oacute;tico enigma en su camar&iacute;n para dar a entender que cuestiones de mujeres y poder existieron siempre. Y tambi&eacute;n mujeres poderosas, &ldquo;como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marie_Curie">Marie Curie</a> y su hija Ir&egrave;ne, dos Premios Nobel&rdquo;, agrega, aunque el momento hist&oacute;rico que vivimos concentra, en pocos a&ntilde;os, cambios que durante largo tiempo parecieron impensables. No escapa de este recorrido que la primera mujer presidente en el mundo fue una argentina: el r&eacute;cord, consignado en el libro Guinness, corresponde ir&oacute;nicamente a un per&iacute;odo reciente, oscuro y sumergido en el silencio, y a la figura de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Estela_Mart%C3%ADnez_de_Per%C3%B3n">Mar&iacute;a Estela Mart&iacute;nez de Per&oacute;n</a>, &ldquo;Isabelita&rdquo;. La obra Happyland, escrita por Gonzalo Demar&iacute;a y dirigida por Alfredo Arias en el <a href="https://complejoteatral.gob.ar/">Teatro San Mart&iacute;n</a>, la pone en el centro de la escena, desdoblada e interpretada por dos actrices y cantantes formidables, Alejandra Radano y <a href="https://www.instagram.com/lascaglione/?hl=es-la">Josefina Scaglione</a>: dos &ldquo;Isabelitas&rdquo; para una s&aacute;tira feroz y reveladora.

Radano alterna sus proyectos en Buenos Aires con temporadas en Par&iacute;s &ndash;donde despleg&oacute; una notable trayectoria junto a Arias&ndash;; Scaglione dej&oacute; en Broadway el protag&oacute;nico de West Side Story y una nominaci&oacute;n a los Tony hace diez a&ntilde;os. Si Happyland invoca, como lo describe el propio Arias, &ldquo;un aquelarre de im&aacute;genes esperp&eacute;nticas dignas de nuestra magn&eacute;tica historia pol&iacute;tica&rdquo; (y vaya si lo invoca), Radano y Scaglione son las grandes hechiceras en el escenario de la Sala Casacuberta, convertida en cabaret paname&ntilde;o o castillo patag&oacute;nico para narrar un periplo que tiene en sus datos ver&iacute;dicos sus aspectos m&aacute;s delirantes. En un rato estar&aacute;n sumergidas en una nueva funci&oacute;n, en su juego de desdoblamiento; ahora se multiplican en los espejos del camar&iacute;n.

&ldquo;Creo que lo interesante de la obra es que en &#39;Isabelita&#39;&nbsp;vemos a una mujer que, de alguna manera, ejerci&oacute; su propio feminismo. Ella dice: el mundo es de las tontas&rdquo;, asegura Scaglione. &ldquo;Un feminismo de derecha. Un feminismo de tontas &ndash;apunta Radano&ndash;. Es alguien que se disfraz&oacute; de tonta para sobrevivir. Una chica que a los 14 a&ntilde;os fue expulsada de su casa por sus padres. A los &lsquo;malos&rsquo; hay que observarlos desde varios puntos de vista. Hay que tratar de desarmar este mundo binario de &lsquo;me gusta/no me gusta&rsquo;&rdquo;.

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&iquest;Cu&aacute;nto cambiaron las cosas desde aquellos a&ntilde;os 70 hasta los movimientos actuales en t&eacute;rminos de acceso de las mujeres al poder? &ldquo;Por un lado, inmensamente, por otro&hellip; Falta much&iacute;simo y va a llevar tiempo, porque si pensamos en la evoluci&oacute;n de la humanidad, son muchos siglos en un estado de cosas contra pocos a&ntilde;os de cambio. Esto naci&oacute; cuando empez&oacute; el voto femenino. La lucha de la mujer es importante, pero antes est&aacute; la evoluci&oacute;n de todos como personas. Y ah&iacute; es donde se complica la cosa &mdash;dice Radano&mdash;. Por eso hay que volver a Voltaire, a cultivar el propio jard&iacute;n. Si no, &iquest;c&oacute;mo cambiamos el mundo? Es algo imposible. Hay que hacerlo desde un lugar real, desde la individualidad.

Yo estoy superorgullosa de lo que est&aacute; pasando con el feminismo, me parece vital. Pero, &iquest;qu&eacute; hago yo? &iquest;De qu&eacute; manera me manifiesto? Creo que por m&aacute;s que una est&eacute; a favor y acompa&ntilde;ando, hay que hacer un camino de transformaci&oacute;n personal. De lo contrario, lo otro sigue siendo ritual&rdquo;.

Los movimientos colectivos tambi&eacute;n corren el riesgo de consagrar l&oacute;gicas binarias...

Scaglione: Hay que estar atentos. Este es un momento de ruptura inevitable, ninguna revoluci&oacute;n se hace con permiso. Y hay un mont&oacute;n de desbalances propios de cualquier momento rupturista. Yo lo celebro, creo que en alg&uacute;n momento llegar&aacute; un equilibrio y la manera es esta, estar atentos, estar atentas, informarnos, no repetir como loros porque estar&iacute;amos consagrando nuevos esl&oacute;ganes.

Radano: Los rituales, las masas, las marchas: todo est&aacute; buen&iacute;simo; pero, &iquest;qu&eacute; pasa cuando lleg&aacute;s a tu casa? Hay otro ritual, que tiene que ver con ese trabajo que uno debe hacer de evoluci&oacute;n personal.

Scaglione: De hormiguita. Ese trabajo que tal vez nadie ve, que es el que va a mover las estructuras desde lo m&aacute;s profundo. Si no, solamente est&aacute;s cambiando de libreto.

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La tarde avanza y se asoma Mar&iacute;a Merlino (&ldquo;Charito&rdquo; de Happyland, una criada andaluza que acompa&ntilde;a a &ldquo;Isabelita&rdquo; a su presidio en El Messidor neuquino). Saluda con un gesto y sigue camino a su camar&iacute;n. La hora de la funci&oacute;n se acerca y Radano ya se descubri&oacute; la cabeza, rapada a cero una vez por semana por exigencias de la caracterizaci&oacute;n y que suele adornar con una variedad de sombreros y tocados. &ldquo;Nosotros somos int&eacute;rpretes, somos actores. Tenemos nuestras posiciones, pero ac&aacute; estamos interpretando. Los dramaturgos escriben las obras y el pueblo escribe su historia&rdquo;, define.

&ldquo;El pueblo del que somos parte &ndash;completa Scaglione&ndash;, como los actores y las actrices que somos, al servicio de este tipo de materiales que interpelan, que no son espacios dormidos, son espacios muy despiertos. Entonces generan movimiento. Y desde ese lugar se reescribe la historia&rdquo;. Por proyectos como este, explica Scaglione, cambi&oacute; las marquesinas de Broadway: &ldquo;Me volv&iacute; para desandar un camino, porque tengo muchas inquietudes y curiosidades, porque todav&iacute;a no s&eacute; bien qui&eacute;n soy y creo que no lo voy a saber nunca. Voy bailando en ese espacio, sin tener tantas certezas sino cada vez m&aacute;s dudas. Pero en cierto punto algo se va volviendo m&aacute;s seguro en el andar... Y en Broadway eso no hubiera sido posible&rdquo;.

Radano celebra la armon&iacute;a y la integraci&oacute;n que logr&oacute; el equipo. &ldquo;Lo que se transparenta es el trabajo del grupo como una unidad real, eso est&aacute; o no est&aacute;, no lo pod&eacute;s inventar&rdquo;. Y dice sobre la puesta: &ldquo;Todo est&aacute; contado desde un lugar honesto, moral. Hablo de la escenograf&iacute;a, del vestuario, como una manera de exorcizar todo por medio de la belleza. Hablo de un orden en la forma de contar, como si eso pudiera drenar la angustia de lo que se cuenta. Siempre me pregunto: &iquest;el teatro puede cumplir esa funci&oacute;n? &iquest;Se produce esa catarsis? El pasado ya pas&oacute; y no existe, pero deja traza y nosotros avanzamos con eso&rdquo;. La traza de Happyland es tambi&eacute;n su cabeza rapada a cero. &ldquo;No me lo pregunt&eacute; demasiado antes de hacerlo. Hay algo de la sensaci&oacute;n de despojo de las cosas&hellip; Cuando ten&eacute;s la posibilidad de un personaje que te propone esto, &iquest;c&oacute;mo desaprovecharlo?&rdquo;.

&iquest;No te molest&oacute; el cambio?

Raparse es f&aacute;cil. Lo complicado es otra cosa. Desnudarse es f&aacute;cil, lo dif&iacute;cil es actuar.

Mujeres al poder: Alejandra Radano y Josefina Scaglione, dos “Isabelitas”

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