Un recorrido por la ciudad a trav&eacute;s de obras-gu&iacute;a&nbsp;

Par&iacute;s es una de las ciudades con m&aacute;s riqueza cultural y art&iacute;stica del mundo. Con m&aacute;s de 200 museos y espacios culturales, galer&iacute;as de arte, fundaciones de arte contempor&aacute;neo, centros de experimentaci&oacute;n e investigaci&oacute;n, la ciudad del amor es un ambiente m&aacute;gico para los enamorados del arte. Las obras m&aacute;s reconocidas del mundo se encuentran exhibidas en sus salones junto con numerosas joyas contempor&aacute;neas, instalaciones, performances ef&iacute;meras y talleres con creaciones a&uacute;n en proceso.&nbsp;
Con una historia viva que se conserva y se cuida desde los primeros registros, el patrimonio cultural es inacabado e incalculable. A trav&eacute;s de 10 obras que funcionen de gu&iacute;a y al mismo tiempo de puente entre historias, tiempos, disciplinas y espacios, ser&aacute; posible realizar un recorrido posible, de los tantos que pueden proponerse en una ciudad tan vasta como Par&iacute;s.&nbsp;
La Gioconda, de Leonardo Da Vinci, en el Museo Louvre El Louvre no necesita presentaci&oacute;n. Es la visita obligada de cualquier persona que viva, estudie, trabaje o simplemente pase por Par&iacute;s. Con un acervo de m&aacute;s de 38 mil obras de arte desde la antig&uuml;edad hasta el siglo XIX, se trata de una residencia real convertida en uno de los museos m&aacute;s importantes del mundo. Tanto su arquitectura como su colecci&oacute;n conservan pedazos de historia y creaciones de distintas culturas, sociedades y religiones a trav&eacute;s del tiempo. Si bien es imposible reducir la importancia del patrimonio a una sola pieza, en la Sala de los Estados (la m&aacute;s amplia del museo), se expone la obra m&aacute;s famosa del mundo: La Gioconda (o Retrato de Mona Lisa), de Leonardo Da Vinci.&nbsp;
Adquirida por el Rey Francisco I, en 1518, la obra ha sido centro de controversias e&nbsp; innumerables intentos de robo y destrucci&oacute;n. En 1911 fue robada por Vincenzo Peruggia, un vidriero que trabajaba en el Louvre y que la tuvo cautiva durante m&aacute;s de dos a&ntilde;os. Desde 2005, y a pesar de estar protegida por un vidrio especial, la obra fue objeto de sistem&aacute;ticos ataques. El m&aacute;s reciente fue el pasado 28 de enero cuando dos activistas ecologistas le arrojaron sopa.

La Gioconda, de Leonardo Da Vinci

El origen del mundo, de Gustave Courbet, en el Museo de Orsay
Otro museo imprescindible en una visita por Par&iacute;s es el Museo de Orsay, que cuenta con una colecci&oacute;n de obra francesa e internacional que pone el foco en el arte moderno de los siglos XIX y XX. Es en s&iacute; mismo una pieza arquitect&oacute;nica que sol&iacute;a ser una estaci&oacute;n de ferrocarril, y que fue fundada luego como museo en 1986.
Si bien la colecci&oacute;n tiene joyas como La Siesta, de Vincent Van Gogh, La clase de danza, de Edgar Degas, El almuerzo de los remeros, de Pierre-Auguste Renoir, entre tantos otros, la obra elegida de hoy es El origen del mundo, un &oacute;leo de 1866 que por la fuerza de su imagen y su car&aacute;cter expl&iacute;cito fue un verdadero esc&aacute;ndalo en su &eacute;poca. Courbet rechazaba la forma de representaci&oacute;n de los cuerpos femeninos de la academia y a trav&eacute;s de su obra, demostr&oacute; que la belleza pod&iacute;a ser pintada de m&uacute;ltiples modos a&uacute;n en su extremo realismo. Pas&oacute; por distintas manos a trav&eacute;s del tiempo: estuvo oculta por el Estado franc&eacute;s, luego por el Ej&eacute;rcito Rojo y en 1955 fue comprada por Jacques Lacan, quien la conserv&oacute; hasta su muerte. Desde 1995, se exhibe en el museo.

El origen del mundo, de Gustave Courbet

El Pensador, de Auguste Rodin, en el Museo Rodin
Escultura realizada en bronce, que representa a Dante, el autor de la Divina Comedia y&nbsp; que forma parte de un conjunto de obras ligadas a este autor junto con La puerta del infierno y otras piezas. A nivel conceptual, la obra representa el conocimiento y la filosof&iacute;a. En palabras del mismo Rodin, el pensador no piensa s&oacute;lo con su cerebro, sino que piensa con el cuerpo, con la pose, con el gesto.&nbsp;
El Museo Rodin alberga una colecci&oacute;n de m&aacute;s de 6000 esculturas y otras obras del artista en una mansi&oacute;n del siglo XVIII con enormes jardines y piezas al aire libre.

El Pensador, de Auguste Rodin

La fuente, de Marcel Duchamp, en el Centro Pompidou
El Centro Georges Pompidou, ubicado en el barrio de Beaubourg, dise&ntilde;ado por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers, posee una enorme colecci&oacute;n de arte moderno y contempor&aacute;neo, que incluye obras de Picasso, Matisse, Dal&iacute;, Pollock, Warhol, Kandinsky, Chagall, Mondrian, Mir&oacute;, Yves Kleyn, entre tantos otros.&nbsp;
La fuente, de Duchamp, fue presentada en 1917 en la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York y es una de las obras m&aacute;s rupturistas de la historia del arte moderno. Con su presencia el artista pone en jaque toda la producci&oacute;n art&iacute;stica hasta el momento revolucionando la manera de pensar y percibir el arte. &iquest;Qu&eacute; es arte y qu&eacute; no lo es?

La fuente, de Marcel Duchamp

Retrato de Dora Maar, de Pablo Picasso, en el Museo Picasso
Ubicado en el barrio del Marais, el Museo Picasso re&uacute;ne m&aacute;s de 5000 obras del artista espa&ntilde;ol que abordan sus distintas etapas de producci&oacute;n, como el per&iacute;odo rosa y azul, hasta sus &uacute;ltimas obras. El museo adem&aacute;s cuenta con una parte de la enorme colecci&oacute;n que el propio Picasso acumul&oacute; durante su vida&nbsp; con estatuas &iacute;beras, pinturas de Corot, Vuillard, C&eacute;zanne, Gauguin, Matisse, Douanier Rousseau, Renoir, Braque, Modigliani, Miro, Degas y Chirico.
El Retrato de Dora Maar (1935) es una obra que funciona como s&iacute;ntesis de la vanguardia art&iacute;stica de aquellos tiempos. Dora era fot&oacute;grafa y artista emergente, asistente de Henri Cartier-Bresson, en la pel&iacute;cula de Renoir. Se conoci&oacute; con Picasso en la brasserie Deux Magots, un lugar frecuentado por artistas y escritores de la &eacute;poca, y durante a&ntilde;os mantuvieron una relaci&oacute;n en la que compart&iacute;an sus intereses pol&iacute;ticos y nutr&iacute;an sus propias producciones. Dora, adem&aacute;s, tom&oacute; las fotograf&iacute;as del proceso de producci&oacute;n del Guernica, una de las obras m&aacute;s importantes del siglo XX.

Retrato de Dora Maar, de Pablo Picasso

El hada de la electricidad, de Raoul Dufy, en el Museo de arte moderno de Par&iacute;s
Cercano a la Torre Eiffel, se encuentra el Palacio de Tokio, construido en 1937, que alberga el Museo de Arte Moderno de Par&iacute;s en su ala este. El museo posee una vasta colecci&oacute;n de arte moderno y contempor&aacute;neo desde el siglo XX hasta nuestros d&iacute;as, que incluye pinturas, esculturas, fotograf&iacute;as, v&iacute;deos y artes gr&aacute;ficas, de autores como Henri Matisse, Georges Rouault, Raoul Dufy, Alberto Giacometti, Pablo Picasso, Joan Mir&oacute; y Max Ernst.
Sin lugar a dudas, una de las obras que no pasa inadvertida aqu&iacute; es El hada de la electricidad, instalada en el museo desde 1964. Esta composici&oacute;n de 600 m2 despliega, de derecha a izquierda y en dos registros principales, la historia de la electricidad y sus aplicaciones, desde las primeras observaciones hasta los logros t&eacute;cnicos m&aacute;s modernos. La parte superior es un paisaje cambiante en el que el pintor ha difundido sus temas favoritos: veleros, bandadas de p&aacute;jaros, trillador, baile del 14 de julio. A lo largo del registro inferior se encuentran los retratos de 110 cient&iacute;ficos e inventores que contribuyeron al desarrollo de la electricidad.&nbsp;

El hada de la electricidad, de Raoul Dufy

Nen&uacute;fares, de Monet, en el Museo de la Orangerie
Situado en los jardines de las Tuller&iacute;as, que funcionaban como invernaderos para naranjas en el siglo XIX, el Museo de la Orangerie cuenta con una gran colecci&oacute;n de obras, principalmente de maestros impresionistas como Claude Monet.
El museo cuenta con una composici&oacute;n de 8 obras de la serie Nen&uacute;fares que Monet pint&oacute; para ser exhibidas en una sala circular. Se trata de paneles de &oacute;leos de gran formato que representan su jard&iacute;n de Giverny en diferentes momentos del d&iacute;a y estaci&oacute;n del a&ntilde;o. Fueron donadas por el artista al Estado franc&eacute;s en s&iacute;mbolo de paz, al finalizar la primera guerra mundial y hoy en d&iacute;a, en su conjunto, son considerados &ldquo;la capilla sixtina del impresionismo&rdquo;.

Nenúfares, de Monet

Busto del hombre sentado, de Alberto Giacometti, en el Instituto Giacometti
Este museo emplazado en una mansi&oacute;n art dec&oacute; de Montparnasse est&aacute; dedicado a la obra del artista suizo Alberto Giacometti, quien vivi&oacute; y trabaj&oacute; en Par&iacute;s durante sus a&ntilde;os de producci&oacute;n art&iacute;stica. All&iacute; se exhiben 350 esculturas, 90 pinturas y m&aacute;s de 2000 dibujos.&nbsp;
Una de sus &uacute;ltimas producciones fue Busto del hombre sentado (Lotar III) realizada en bronce, en el a&ntilde;o 1965. Con sus caracter&iacute;sticas figuras alargadas y delgadas de textura rugosa, las obras de Giacometti ponen el acento en la representaci&oacute;n de la soledad del hombre en el siglo XX. Jean Paul Sartre defini&oacute; su producci&oacute;n como un artista existencialista que est&aacute; a medio camino entre el ser y la nada.

Busto del hombre sentado, de Alberto Giacometti

Coronaci&oacute;n del rey Jorge VI, Henri Cartier-Bresson, en la Fundaci&oacute;n Henri Cartier-Bresson
Fundada por Henri Cartier-Bresson y su mujer, la fot&oacute;grafa de retratos Martine Franck, la fundaci&oacute;n expone sus obras de forma permanente y organiza exposiciones temporales de fot&oacute;grafos franceses e internacionales. La colecci&oacute;n est&aacute; conformada por impresiones originales, hojas de contactos, dibujos, publicaciones, correspondencia, libros, &aacute;lbumes, pel&iacute;culas, v&iacute;deos, carteles, tarjetas de invitaci&oacute;n, grabaciones sonoras, etc.
Cartier-Bresson fue pione&shy;ro del fotoperiodismo art&iacute;stico, cre&oacute; un de&shy;partamento de fotograf&iacute;a para la resistencia y cofund&oacute; la agencia colectiva Magnum, junto a Robert Capa, George Rodger y David Seymour. En palabras del artista: &ldquo;La c&aacute;mara es para m&iacute; un cuaderno de bocetos, el instrumento de la intuici&oacute;n y la espontaneidad, el due&ntilde;o del momento que, en t&eacute;rminos visuales, cuestiona y decide al mismo tiempo&rdquo;.

Coronación del rey Jorge VI, Henri Cartier-Bresson

Retrato de Ambroise Vollard, de Paul C&eacute;zanne, en el Petit Palais
Su verdadero nombre es Museo de Bellas Artes de Par&iacute;s y tiene m&aacute;s de 5.000 metros cuadrados, por lo que s&oacute;lo le hace honor a su nombre si lo comparamos con el edificio de enfrente, el Grand Palais. Su colecci&oacute;n incluye pinturas, escultura y objetos que ilustran las principales corrientes art&iacute;sticas desde la Antig&uuml;edad Griega hasta el siglo XIX.&nbsp;&nbsp;
La obra elegida es un retrato al &oacute;leo sobre lienzo realizado en 1899 por Paul C&eacute;zanne a su comerciante de arte Ambroise Vollard. Si bien no es de las pieas m&aacute;s caracter&iacute;sticas del artista, es una obra que tambi&eacute;n cuenta con una versi&oacute;n cubista realizada por Pablo Picasso y nos permite observar el di&aacute;logo que se produce entre creadores a trav&eacute;s del tiempo y mediante sus obras.&nbsp;

Diez obras de arte para descubrir en París

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