“Me explota el cerebro de ideas y proyectos”, dice Cynthia Cohen, 
mientras termina una serie de pinturas de gran tamaño donde las mujeres son protagonistas.


&ldquo;Ahora se termin&oacute; la artista&rdquo;, le dijo su abuelo, minutos despu&eacute;s de que ella se casara por civil. <a href="https://www.instagram.com/cynthiacohen1/">Cynthia Cohen</a> era muy joven, muy t&iacute;mida y estaba estudiando Bellas Artes en la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrred&oacute;n. Su abuelo, el artista pl&aacute;stico Juan Carlos Faggioli, grab&oacute; a fuego la marca de g&eacute;nero m&aacute;s dolorosa: su rol de esposa deb&iacute;a matar al de la artista. Treinta a&ntilde;os despu&eacute;s, ella se apropi&oacute; de la obra de &eacute;l y la reinterpret&oacute; en tama&ntilde;o monumental. &ldquo;Todo de esta serie est&aacute; cruzado por mi identidad de mujer pintora. Haberme apropiado de la escala masculina, la de gran tama&ntilde;o, es como una especie de&hellip;. no es venganza, pero puede ser revancha&rdquo;, dice a trav&eacute;s de la pantalla de la videollamada, entre lienzos de tres metros por tres metros, en su taller en San Crist&oacute;bal, una especie de galp&oacute;n enorme con varias ventanas altas, que compr&oacute; en 2005, despu&eacute;s de vender uno muy peque&ntilde;o que ten&iacute;a en Palermo.

Esas obras reversionadas corresponden a su muestra Pan Dulce y conviven en ese taller repleto de luz natural con el proyecto que est&aacute; desarrollando hace m&aacute;s de un a&ntilde;o, Geometr&iacute;a de batalla: grandes cuadros de bailarinas desnudas. El impulso proviene de un enamoramiento y una enso&ntilde;aci&oacute;n que tuvo al ver la obra de teatro Los huesos, de la bailarina y core&oacute;grafa Leticia Manzur. Sinti&oacute; que los movimientos de esos cuerpos eran pinturas. A los pocos d&iacute;as llam&oacute; a Manzur y le propuso hacer de su puesta una serie. &ldquo;Quer&iacute;a volver sobre el trabajo hist&oacute;rico de los desnudos, de ese estilo greco-romano del pintor frente a la mujer desnuda, pero desde la visi&oacute;n de una pintora del siglo XXI&rdquo;.

El proyecto ya tiene cuatro pinturas en proceso de las que imagina formar&aacute;n una serie de entre 12 y 15 cuadros de grandes dimensiones. Las composiciones son de cuerpos enteros, de sus entrecruces, de primer&iacute;simos primeros planos, de las tensiones de la carne. Con Manzur recrearon algunos movimientos de la obra en el estudio del fot&oacute;grafo <a href="https://www.instagram.com/fausto.elizalde/">Fausto Elizalde</a>, quien hizo las tomas de esa acci&oacute;n en febrero de 2020, justo antes del aislamiento obligatorio por el covid. &ldquo;Yo despu&eacute;s trabaj&eacute; con ese material&rdquo;, dice Cynthia. Al lado de cada lienzo est&aacute;n pegadas las im&aacute;genes que ella reproduce con sus pinceles.

Cada cuadro le lleva entre uno y dos meses de trabajo intenso y diario.&nbsp;&ldquo;Lo que quiero con esta nueva serie es generar sensaciones con los cuerpos, que las secuencias hablen de lo comunitario entre las mujeres, cuando nos ayudamos entre nosotras, algo de ese aquelarre que ocurre al estar juntas, lo bruj&iacute;stico, el movimiento&rdquo;.

Desde la cuarentena Cynthia pas&oacute; un tiempo distinto en su taller, produjo en soledad, sin la presencia de otros artistas con los que a veces compart&iacute;a su espacio. &ldquo;Pude adaptarme, si bien ten&iacute;a la nube negra encima de la cabeza, que era la preocupaci&oacute;n por el virus&rdquo;. Ese nuevo momento sirvi&oacute; tambi&eacute;n para mejorar la relaci&oacute;n con el espacio y ocuparse de lugares que hab&iacute;a dejado de lado como la terraza, que estaba, &ldquo;un poco trasheada&rdquo;, y ahora tiene una parrilla y unas mesitas para comer al aire libre.

A pocos d&iacute;as de cumplir 52 a&ntilde;os, menciona que hace un tiempo vive una hiperproductividad sorprendente. &ldquo;Es alucinante&rdquo;, dice orgullosa de su presente en el que descubre que conviven varios proyectos que realiza al mismo tiempo. &ldquo;Siento cierta efervescencia de la emancipaci&oacute;n de los mandatos, de no hacer nada para encajar, ni tener ning&uacute;n objetivo concreto de &eacute;xito. Solt&eacute; esas expectativas. Me explota el cerebro de ideas y ganas de hacer cosas&rdquo;. Y se nota al mirar su espacio. Su &uacute;ltima exposici&oacute;n, &ldquo;Bomba de Brillo/Espectacular&rdquo;, que present&oacute; en septiembre del a&ntilde;o pasado en el Museo de Arte Contempor&aacute;neo de La Boca, todav&iacute;a est&aacute; entre las nuevas pinturas de desnudos y alg&uacute;n cuadro que pint&oacute; a lo largo de su vida.&nbsp;

Anillos de piedras preciosas en primer&iacute;simo primer plano, cacat&uacute;as gigantes de todos los colores, formas geom&eacute;tricas que asemejan el cosmos son parte de las obras que se ven en su taller. Objetos pop, como un paquete de golosinas de gelatina con forma de ositos, en d&iacute;ptico con un plato de aceitunas; una botella de Coca-Cola y una naturaleza muerta (pero viva) de frutas. Dos im&aacute;genes enfrentadas en un mismo lienzo. Dos opuestos que parecen mirarse. El olimpo griego del desborde de la comida versus las fotos fr&iacute;volas de objetos pl&aacute;sticos con filtro de Instagram.&nbsp;

En esta etapa de su vida, Cynthia mira para atr&aacute;s con una sonrisa por todo lo conquistado, por la libertad de hoy. Y est&aacute; armando su primer libro, un proyecto &ldquo;impensado&rdquo; hasta hace poco, donde participar&aacute;n cuatro mujeres. Laura Varsky ser&aacute; la curadora; Florencia Qualina har&aacute; la entrevista; Jimena Ferreiro, escribir&aacute; un ensayo donde se contextualice la obra de Cynthia en di&aacute;logo con el arte argentino, y la ilustre escritora Mar&iacute;a Gainza, un texto sobre una pintura de la artista.

Mientras pinta los cuerpos que bailan, piensa en su propia vida, en los ideales que comparte con sus dos hijas, en las marchas por el aborto legal a las que fueron juntas, en el grupo Nosotras podemos que integra junto con otras pintoras. Cynthia lo tiene claro: &ldquo;Tanto las mujeres con las que comparto el libro como mis hijas tienen que ver con mi historia personal. En el libro dejo de hablar de m&iacute;, de mi sometimiento, para hablar de la emancipaci&oacute;n personal y del movimiento de mujeres&rdquo;.

Fotograf&iacute;as: <a href="https://www.instagram.com/pompigutnisky/">Pompi Gutnisky</a>

Taller de artista

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