Lugares para ver
La foto es un recuerdo. Una muestra de algo que pasó: un encuentro con gente querida, una visita inesperada, una noche hermosa, un logro, el viaje de nuestros sueños. Ese viaje a la montaña o a la playa o a una ciudad inmensa. Cuando vacacionamos solemos sacar muchas fotos para, justamente, volver el tiempo atrás y por instantes estar ahí de nuevo, en ese mismo lugar, cualquiera sea, para sentir otra vez aquello.
Porque viajar hace bien. Salir de casa es una desconexión, una posibilidad de recobrar energía y regresar para afrontar todo lo que está por venir. Pero puede ser otra cosa. En determinadas ocasiones viajar es también aprender. “Visitar otras culturas y paisajes es un ejercicio mental que flexibiliza las estructuras de pensamiento acostumbradas a la cotidianeidad. El conocer nuevos lugares y costumbres confronta con lo establecido, dinamiza y relaja la comprensión del mundo”, asegura el licenciado Jorge Garaventa, miembro de la Junta Ejecutiva de la Federación de Psicólogos de la República Argentina.
Maita Barrenechea está de acuerdo. Como dueña de la agencia de viajes de lujo Mai10, presidenta de la organización Destino Argentina, entiende mucho sobre esa búsqueda. Destaca el interés de los turistas por saber más: “Hoy el objetivo de un viaje ya no es tanto ‘escapar a’ sino ‘volver con’. La cultura tomó un rol más importante. El quid de los viajes está en vivir experiencias especiales e inolvidables por sus atributos, ya sean originales, inspiradoras, educativas o desafiantes”.
Tras años en el sector, asegura que los viajeros quieren conectar cada vez más con la cultura local y con la gente de los lugares que visitan para conseguir una vivencia transformadora. Con ese objetivo es que se acercan a ella, tanto para viajar dentro del país como a destinos lejanos.
“Los viajes tienen el poder de cambiar nuestra actitud hacia la vida, de afectarnos de manera positiva. Pueden modificar hábitos y perspectivas, lograr una comunión más profunda con la naturaleza, y a su vez hacer que influyamos sobre las personas que nos rodean. Viajar educa, muestra otras realidades, acerca a las personas, invita a reflexionar y nos vuelve más tolerantes y empáticos”, explica Barrenechea. Ella retrata la experiencia como la de un héroe, pero no la que asociamos al relato épico, si no a una más concreta. Dice que para abrir la mente en un viaje hay que estar dispuestos, salir de la comodidad del cotidiano y animarse a poner los pies en el barro, en un barro ajeno.
Hoy pensar en destinos lejanos en medio de una pandemia que ya lleva varios meses resulta extraño. Al menos distante. Pero para eso también las fotos. “El objetivo primordial de las imágenes en los viajes es capturar, inmortalizar, apropiarse de aquello que se está presenciando. Es un estilo muy occidental”, menciona Garaventa.
Para Barrenechea, luego de meses de confinamiento es posible que los turistas busquen escapar a playas o a paisajes donde el distanciamiento social se dé de forma natural. Sin embargo, asegura que el deseo de viajar para conocer y experimentar lo diferente volverá. “Creo que, de ahora en más, los viajes serán más especiales, como lo eran antes, más planeados, más deseados, más lentos. Tendrán más significado, estimularán los sentidos, generarán solidaridad. Uno solo cuida lo que ama y solo ama lo que conoce. Pero viajar, explorar, descubrir están en el ADN de las personas”, afirma. Parece entonces que será cuestión de tiempo.
El nuevo libro de Assouline Travel by Design, recopila más de 300 fotografías tomadas por arquitectos y diseñadores destacados de Estados Unidos, que con sus cámaras captaron aquello que es más que un paisaje. Algunas de esas fotos aparecen en esta nota.