Un nuevo libro celebra la fotograf&iacute;a sin concesiones de Martin Parr. Cr&oacute;nica de una carrera que abarca el mundo de la moda y la &ldquo;vida real&rdquo; en Gran Breta&ntilde;a.

Por m&aacute;s de medio siglo, las audaces im&aacute;genes de las fiestas de lencer&iacute;a de la era Thatcher, los visitantes de New Brighton Beach junto a pilas de basura, y los centros comerciales kitsch de Manchester tomadas por el reconocido fot&oacute;grafo documentalista Martin Parr han reflejado con humor y una mirada idiosincr&aacute;sica las contradicciones de los h&aacute;bitos de consumo de los brit&aacute;nicos. Ahora, Fashion Faux Parr (Phaidon, 2023), con la mirada centrada en la obra del fot&oacute;grafo para la industria de la moda, ofrece una retrospectiva que documenta sus tres d&eacute;cadas de sesiones fotogr&aacute;ficas para Vogue y colaboraciones con marcas como Gucci, Balenciaga y St&uuml;ssy.
&iquest;C&oacute;mo interpretar el juego de palabras del t&iacute;tulo? &iquest;La fotograf&iacute;a de moda no es m&aacute;s que un trabajo extra para el &ldquo;falso [faux] Parr&rdquo;, a diferencia de las im&aacute;genes premiadas del Parr &ldquo;real&rdquo;, de estilo documental? &iquest;O acaso sus fotos sard&oacute;nicas y descarnadas &ndash;modelos en el ba&ntilde;o para Numero Tokyo, collares de Urban Outfitters sobre dentaduras postizas en un stand de un zoco marroqu&iacute;, ba&ntilde;istas franceses ya muy arrugados luciendo Gucci&ndash; son pasos en falso [faux pas] en el mundo glamoroso e imaginario de la moda? Tal vez el t&iacute;tulo se refiera a la decisi&oacute;n del fot&oacute;grafo de incluir tropiezos profesionales, como una campa&ntilde;a cancelada de Balenciaga en 2023 o un portfolio de dise&ntilde;adores londinenses emergentes que realiz&oacute; &ldquo;para una revista peque&ntilde;a que no le pag&oacute; la cuenta&rdquo; &ndash;dice la introducci&oacute;n&ndash; &ldquo;y las fotos nunca llegaron a ver la luz del d&iacute;a&rdquo;. &ldquo;En realidad, cada uno puede interpretarlo como quiera&rdquo;, responde Parr con una sonrisa ir&oacute;nica. Pero no se trata de sobreinterpretar. &ldquo;La moda no es m&aacute;s que otra extensi&oacute;n de mi trabajo; uso los mismos estilos, las mismas t&eacute;cnicas. Por eso al recorrer el libro se puede ver que fui yo quien tom&oacute; las fotograf&iacute;as, porque &ndash;es de esperar&ndash; se perciben ese estilo, ese lenguaje y esa paleta&rdquo;. &ldquo;La &uacute;nica diferencia&rdquo;, se&ntilde;ala, &ldquo;es que yo acomodo las cosas cuando hago una sesi&oacute;n de fotos, mientras que cuando trabajo para m&iacute; tomo las cosas tal como son&rdquo;.

Las 250 fotograf&iacute;as incluidas en el libro mezclan lo mundano con lo majestuoso, en una visi&oacute;n irreverente de la di&aacute;spora de la moda. Hay retratos de Dame Vivienne Westwood en un dudoso ba&ntilde;o p&uacute;blico vistiendo una remera con la leyenda Climate Revolution y pantalones transparentes y del dise&ntilde;ador Paul Smith en Londres, sentado frente a un atiborrado escritorio, rodeado de pilas de libros, retazos de telas, juguetes y adornos de toda &iacute;ndole. Una instant&aacute;nea de alto voltaje de Anna Wintour en la primera fila durante la Semana de la Moda de Mil&aacute;n queda encerrada entre sesiones de fotograf&iacute;a en un supermercado y modelos haciendo caras ante la c&aacute;mara en una estaci&oacute;n de servicio de Arles, Francia. &ldquo;Aqu&iacute; hay una suerte de malicia &ndash;creo que es la palabra que mejor lo describe&ndash; que quiz&aacute;s es subversiva, como irrumpir en el consultorio de un dentista&rdquo;, dice, refiri&eacute;ndose a uno de los momentos m&aacute;s destacados del libro: una sesi&oacute;n de fotos de 2004 para la revista Kid&rsquo;s Wear en el consultorio de un dentista alem&aacute;n mientras a un joven paciente le hac&iacute;an una limpieza. Y agrega: &ldquo;Ese aspecto surreal puede convertir una foto en una imagen que hay que mirar dos veces para tratar de entender qu&eacute; est&aacute; pasando&rdquo;.
Parec&iacute;a poco esperable, pero ese enfoque audaz y descarnado de la fotograf&iacute;a convirti&oacute; a Parr (71), Comandante de la Orden del Imperio Brit&aacute;nico, en un favorito de los dise&ntilde;adores. Para promocionar la colecci&oacute;n masculina de Primavera/Verano 2016 de Henry Holland, fotografi&oacute; una enorme bufanda con el lema &ldquo;Martin Fucking Parr&rdquo; decorando una helader&iacute;a en la ciudad de Ramsbottom, en el gran Manchester. &ldquo;En realidad, es dif&iacute;cil de conseguir&rdquo;, dice. &ldquo;No s&eacute; cu&aacute;ntas se produjeron, pero parecen haberse agotado muy r&aacute;pido. Tengo una en nuestro archivo&rdquo;.

El a&ntilde;o pasado fotografi&oacute; el extravagante desfile de Simon Porte Jacquemus en Versalles para Le Chouchou. La marca public&oacute; un libro de edici&oacute;n limitada que presenta las im&aacute;genes de los hu&eacute;spedes en botes de remo blancos en el Gran Canal del parque. Durante la firma de ejemplares que Parr y Jacquemus ofrecieron en la tienda insignia del dise&ntilde;ador en Avenue Montagne, Par&iacute;s, el fot&oacute;grafo fue tratado como una estrella de rock de la moda. &ldquo;Firmamos y dedicamos 500 libros en tres horas y veinte minutos&rdquo;, dice. La intelligentsia de la moda ha convertido su nombre en un t&eacute;rmino en s&iacute; mismo. Cuando Alessandro Michele era Director Creativo de Gucci, titul&oacute; una campa&ntilde;a de relojes &ldquo;Tiempo de Parr&rdquo;. Junto con el trabajo del fot&oacute;grafo de moda Juergen Teller&ndash;igualmente aclamado&ndash;, el &ldquo;realismo sucio&rdquo; de las im&aacute;genes de Parr contribuy&oacute; a allanar el camino para las lentes desprejuiciadas de muchos de los documentalistas de moda de hoy como Jack Davison, Harley Weir y Sam Youkilis. &ldquo;El tema en la fotograf&iacute;a de moda es solucionar un problema: &iquest;c&oacute;mo lograr una imagen interesante de un determinado accesorio o prenda? Y los fot&oacute;grafos documentalistas trabajamos con ideas. De modo que la gente usa nuestras ideas y las aplica a la moda&rdquo;.
Una de sus primeras incursiones en ese mundo fue el vuelo a R&iacute;mini en 1999, cuando la revista italiana Amica lo envi&oacute; a la ciudad natal de Fellini en la costa noreste de Italia para una sesi&oacute;n de fotos con el trasfondo de los night clubs del resort costero y las playas de aguas poco profundas. En cambio, Parr fotografi&oacute;&nbsp;a las modelos vestidas de lentejuelas mientras patovicas locales se luc&iacute;an en trajes de ba&ntilde;o Speedo y se&ntilde;oras mayores con sombreros para sol ingresaban al cuadro. El editorial fue una especie de extensi&oacute;n natural de sus tomas espont&aacute;neas: a menudo act&uacute;an como ventanas que muestran c&oacute;mo el estilo modela la identidad de los brit&aacute;nicos, ya sea un espect&aacute;culo de seda y brocado en una boda sikh, una despedida de soltera con asistentes semidesnudas o una vendedora de pescado con un turbante en escoc&eacute;s estilo Burberry. &ldquo;Creo que lo que tiene puesto la gente se distingue de manera mucho m&aacute;s evidente en mi trabajo documental que en mis fotos de moda&rdquo;, reflexiona. &ldquo;Soy fiel a la realidad&rdquo;.

Fiel a sí mismo

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